Sitges 2017: Devoción por Drácula y tres apuestas para cubrir el vacío de Guillermo del Toro
Querido primo Teo:
Al igual que ediciones anteriores, y cada vez se pone peor, la obtención de pases para las películas es una ardua tarea debido al extenso número de salas existentes y de películas que se proyectan, es imposible ver todo lo que uno debería y asistir a las ruedas de prensa y a los photocalls. Si a eso les sumamos que las entradas para prensa duran unos pocos segundos en la web, te ves en situaciones de quedarte sin película o tener que elegir, y eso no gusta.
Sin ir más lejos, no he podido ver "La forma del agua", en ninguno de los cuatro pases, para tres no había entradas y para el que había libre tenía que elegir entre ella o una que sólo se proyectaba una vez y que era motivo central y guía de esta edición, “Drácula”. No dudé, he visto “Drácula”, en su versión de la Hammer de 1958, con Christopher Lee y Peter Cushing. En formato de 35mm mal conservado y con avería incluida a mitad de la proyección.
Tras ese momento de gozo personal (mi intención es ver cuatro versiones de “Drácula” durante estos días), ha empezado el Festival en sí con el pase de "Rescate en Osiris”. Película australiana que, como su propio nombre indica, queda inconclusa a la espera de una o varias secuelas. El film está protagonizado por el hermano mayor de los Cullen (esos vampiros vegetarianos que salían en toda la saga “Crepúsculo”) y está narrado por la niña del título mediante flashbacks dentro de flashbacks, con momentos que no sabes cómo los puede estar narrándo si no esa parte de la historia no la ha vivido, y todo mediante capítulos (como los de Tarantino).
Nos cuenta un futuro lejano donde la humanidad ha ido conquistando planetas para poder expandirse y en uno de ellos crean una especie de “tortugas grandes y cabreadas” para poder conquistar más planetas. Pero como era de esperar se les va de las manos. La película quiera albergar demasiadas cosas (y ninguna de ellas es el humor) y parecerse a otras películas sin aportar nada nuevo ni mejorar lo existente. Hay naves espaciales, combates aéreos, historia de venganza, historia de amor paternal, motín en la cárcel, etc… y sin olvidar que es australiana y tiene que tener algo tipo “Mad Max”. En general se puede ver pero poco más. La segunda parte, como no sea en Sitges, ya te digo que no la voy a ver en un cine.
Tras ese medio despago ha tocado la alegría del día, “Tragedy girls”. No tengo la costumbre de leerme las sinopsis de las películas del Festival, veo la de la sección oficial y si no puedo la que entre en el horario, de esa manera descubro y me sorprenden cosas tan buenas como esta. “Tragedy girls” es un slasher que se ríe de los slasher, una comedia gamberra hecha con muy mala leche. Le han dado la vuelta a la típica historia (aunque bebe mucho de “Scream”) apoyándose mucho en el mundo digital y en los “likes” que quiere la gente en sus redes sociales. Ese el motivo por lo que se producen los asesinatos, a cada cual más exagerado y divertido.
Está ambientada en un instituto de secundaria, durante el último curso de sus dos protagonistas (Tormenta de los nuevos “X-Men” y la bajita cabreada con el pelo corto de “Deadpool”), y en todo lo que hacen para ser populares y famosas. Se incluyen sus ligues, sus problemas familiares y sus desavenencias con otras chicas de clase. Hay algunos diálogos muy hilarantes, entre ellos uno de los protagonizados por Josh Hutcherson (Peeta Mellark en la saga de “Los juegos del hambre”) que hace un pequeño papel.
Y al no poder ver la de Guillermo del Toro, elegí la que cuadraba, y fallé, y mucho. “Tiger girl” (de la sección Nuevas Visiones). Película alemana rodada bajo los parámetros del FOGMA (Fuck Dogma, según su director) lo cual les permite hacer lo que le dé la gana y como le dé la gana. Movimientos de cámara y montaje que llegan a ser molestos y te marean en ciertas ocasiones, situaciones inverosímiles, guion perdido por el camino y una historia que no te crees por ninguno de las partes. Confieso que no conozco el ambiente de los jóvenes de entre los 20 y 30 años de Alemania, pero no pueden ser así. Ni ellos, ni la sociedad que los envuelve ni el pasotismo de la gente a su alrededor.
La chica protagonista suspende su acceso a policía local y se mete a una academia de vigilantes de seguridad, donde la mayoría son como ella, en general pobres desgraciados. En esa época conoce a Tiger, una chica que se gana la vida como puede, nada de ello legal, y que es lo opuesto a ella, se hace amigas de repente y comienza todo lo absurdo habido y por haber. Al final la protagonista se vuelve macarra y pasota y a Tiger le sabe medio mal, pero sólo un rato. No hay por dónde cogerlo. Eso sí, el que estaba a mi lado no ha parado de reír, no sé de qué.
Tu primo.
Spooky