Querido Teo:
Negar la influencia de los medios audiovisuales en nuestra educación en general, hoy día resultaría ridículo. Quizá alguien pueda defenderlo argumentando que lo que aparece en las pantallas es sólo el reflejo de lo que realmente sucede en nuestra sociedad. Argumentar esto, en ocasiones, es muy sencillo. Como cuando algunos amigos me comentan que conocemos otros amigos comunes que se comportan tal y como lo hacen los protagonistas de “Jersey Shore”. La cuestión es quién formó la mentalidad, tanto de los protagonistas del reality-show como la de la gente de la calle que no es grabada y sí requerida de cierto histrionismo para resultar más comercial. En realidad sólo se ha dado un paso más hacia la falta de rubor a la hora de reconocer ese tipo de valores. Hace tiempo que sobrepasamos el punto del "todo vale" con tal de que suene la caja. A través de la industria audiovisual, la cultura dominante, se ha encargado, durante décadas, de tratar de orientarnos hacia qué tipo de pareja elegir, qué tipo de música escuchar, qué comer, en definitiva de qué tipo de vida tener. Conforme las modas se han ido agotando, y han dejado de ser rentables porque, en el fondo, la gente no es tan tonta como la pintan, se han ido abriendo otras alternativas. No olvides que en todo esto ha tenido un papel fundamental el condicionamiento clásico y operante que te he nombrado en anteriores artículos.