«La historia está pasada, resulta increíble, queda completamente al margen de lo que se acepta como material dramático para la pantalla... Sus dos protagonistas no son lo bastante simpáticos como para mantener el interés de toda una película... Les falta atractivo y sus escenas de amor son desagradables y más bien de mal gusto. No es una ganga por barata que la vendan. Todas las revisiones del mundo no conseguirían salvar una historia tan pasada de moda».
Esta fue la opinión del departamento de lectura de la RKO cuando leyeron la historia de "La reina de África", y no fueron los únicos que descartaron el asunto. Los encargados de seleccionar obras literarias para los estudios estaban obsesionados por la idea de la juventud y de la belleza convencional, les ofendía que existiera una atracción sexual entre Rose Sayer, la solterona de mediana edad, y Charlie Allnut, marino de agua dulce y borrachín, a quien el autor describe como «rata de barrio bajo de Londres o de Liverpool».
Lo más elogioso que se había llegado a decir de la novela era que se trataba de una obra literaria de calidad que nunca lograría la transposición a la pantalla. El verdadero hacedor de este mito para cinéfilos resultó ser Sam Spiegel, que le dijo a Katharine Hepburn que tenía a Bogie y a John; a John, que contaba con Bogie y con Katie, y a Bogie, que John y Katie habían aceptado. Y así se dio el pistoletazo de salida. En realidad Huston quería ir de caza, Hepburn no se sentía muy animada y a Bogart le hacía más bien poca ilusión el asunto. La única que parecía dispuesta a disfrutar era Lauren Bacall….”Bogie nunca había tenido interés por viajar a otros países, sencillamente no le despertaba la curiosidad, pero yo me moría de ganas de ir a Europa, de verlo y hacerlo todo. A Bogie, en cambio, le gustaba la vida que llevaba sin más; los viajes a Nueva York eran los únicos que le apetecían.”
También hoy muchos ejecutivos le cortarían la cabeza a cualquier guionista que escribiera las líneas de diálogo del momento en que, abrazándose a Bogart, Hepburn suelta: «Dios mío, cuando estemos muertos, que Dios no nos juzgue por nuestros pecados, sino por nuestro amor».
El rodaje, como la película, fue divertido, lleno de aventuras y aterrador en ocasiones. Los detalles están en la autobiografía de Bacall y en las memorias de Hepburn. Entre los peligros figuraron serpientes venenosas, cocodrilos, escorpiones, ejércitos de hormigas invasoras, lepra, disentería y una enfermedad muy desagradable llamada esquistosomiasis y que se contrae por el contacto con agua contaminada. Hepburn perdió unos nueve kilos, estaba bastante débil mientras trabajaba siete días a la semana. Bogart, Huston y Bacall, sin embargo, parecían inmunes. Bogart lo atribuía a consumir sólo alimentos enlatados y alcohol.
«En realidad durante todo el rodaje viví como vegetariano… comía alubias cocinadas y espárragos de lata y bebía whisky escocés”.
En febrero de 1952, la película fue declarada candidata a los Oscar en casi todas las categorías importantes, entre ellas las de Mejor Actor, Mejor Actriz y Mejor Director, aunque no Mejor Película. Pese a los clásicos graves problemas de la industria cinematográfica, 1951 había sido un año de muchas películas excelentes, entre otras, “Brigada 21”, “Un tranvía llamado deseo”, “Un lugar en el sol” y “Un americano en París”. Los rivales eran fuertes, Montgomery Clift (Un lugar en el sol), Fredric March (Muerte de un viajante), Arthur Kennedy (Nuevo amanecer), y el actor al que Bogart se refería con admiración como «ese tipo, Brando, que estará haciendo Hamlet cuando los demás nos dediquemos a vender patatas».
En público, Bogart siempre afirmaba desdeñar los premios. En privado deseaba el Oscar tanto como cualquier otro actor, pero pensaba que manifestarlo no estaba de acuerdo con su imagen. Pero los Oscar no se ganan cruzándose de brazos. Llegaron los Oscar y Bogart estaba seguro de que se lo darían a Brando, aunque había aceptado incluso que una agencia de relaciones públicas trabajara en su promoción, lo que le parecía que estaba en contra de su imagen de duro. Mientras la noche de la entrega se dirigían en limusina a la ceremonia, uno de los que le acompañaban en el coche comentó con él que debía estar preparado por si acaso. "…dirán el nombre de los candidatos, y la presentadora añadirá: 'Y el ganador es...' Y cuando lea tu nombre vas a salir dando un salto del condenado asiento, como hace todo el mundo, vas a correr por el pasillo, subirás corriendo al escenario, la besarás, ella te besará a ti, después empezarás a dar las gracias a todos y a cada uno de los hijos de perra de esta ciudad, y luego te echarás a llorar y harás las mismas tonterías que hace todo el mundo. ¡Y eso es lo que no debe suceder! Lo primero que has de hacer cuando digan tu nombre es levantarte con calma del asiento. Y luego caminar por el pasillo. ¡Nada de correr! Cuando subas al escenario, ¡no te apresures a besar a la fulana que te estará esperando! Luego te dan el Oscar. Y ahí es cuando llega el momento de actuar, Bogie. Contemplas el Oscar. Miras después al público por encima de la cabeza del Oscar. Y entonces esperas todo un minuto. Te va a parecer un año. Pero tú esperas un minuto. O todo el tiempo que puedas. Esperas sin decir nada. Y cuando por fin abras la boca, dices esto: 'Bueno; ya era hora'. Nada más. Y bajas del escenario."
«"-¡Tienes razón, maldita sea! -exclamó él—, ¡Eso es lo que voy a hacer!"
Cuando dijeron su nombre se levantó de un salto, y mientras a Bacall se le caía al suelo la media combinación mientras aplaudía entusiasmada, corrió por el pasillo y subió como una exhalación al escenario. Besa a la fulana, le pasan el Oscar, mira por encima, con lágrimas en los ojos, y da las gracias a unas cuarenta personas. A Huston le dio las gracias nueve veces. Yo también doy las gracias cada vez que vuelvo a comerme “La reina de África” y esta noche podré hacerlo nuevamente a partir de las 22:00 en TCM (dial 46 de Digital +).
La 77ª edición de los Emmy ya tiene nominados y encumbra a las opciones esperadas. "Severance" lidera ampliamente con 27 nominaciones y buscará con su segunda temporada hacerse con el Emmy a la mejor serie de drama por encima de otras opciones como la juguetona "The White Lotus" (23 nominaciones) y la adrenalínica "The pitt" (13 nominaciones). En cambio en comedia todo parece encaminado para que "The Studio" se haga con el premio ante esa gozosa sátira de la propia industria de Hollywood que ha supuesto todo un chute de frescura y que puede coger el testigo de "The bear" y "Hacks" (respectivas ganadoras en 2023 y 2024) volviendo a estar nominadas este año. Por su parte en serie limitada todo parece encaminado para que "Adolescencia", el título televisivo más analizado de la temporada, arrase en esos apartados si "El pingüino" no se lo impide. El 14 de septiembre saldremos de dudas en la ceremonia a celebrar en el Peacock Theater de Los Ángeles y que será retransmitida por la CBS bajo la presentación del cómico Nate Bargatze.
“Tardes de soledad”, de Albert Serra, entra de lleno en la categoría de obra de culto —o incluso de título maldito. El prestigioso cineasta catalán desató la indignación de los colectivos animalistas —incluido el ministro Ernest Urtasun— al fijar su mirada en el torero peruano Andrés Roca Rey, una de las figuras más veneradas por la afición taurina. La polémica llegó a tal punto que se pidió su retirada de la programación del Festival de San Sebastián. No solo se mantuvo: el jurado terminó otorgándole la Concha de Oro. El documental tuvo un estreno tardío en salas, y su exhibición se convirtió en un acto de resistencia cultural. Quien compraba una entrada para ver “Tardes de soledad”, o escribía un artículo en su defensa, no solo mostraba admiración por la obra: lanzaba, de forma implícita, un alegato contra la censura moral que pretende borrar del patrimonio cultural toda expresión ligada a la tauromaquia. Bajo la mirada de Serra, Roca Rey se eleva a una dimensión casi mitológica. Torero y bestia se enfrentan, iguales ante la muerte, en un ritual que el cineasta filma con hipnótica solemnidad. El resultado recuerda a figuras arquetípicas del cine clásico y contemporáneo, y convierte a Roca Rey en algo más que un matador: en un símbolo. Con su reciente llegada a Movistar +, es el momento perfecto para explorar sus resonancias en nuestra sección de clásicos y joyas.
Superman vuelve a sobrevolar las pantallas de cine impulsado por el director James Gunn y por eso repasamos cómo ha sido la evolución del héroe de DC Comics a través de las películas y las series. Las recientes presencias de Tom Cruise con “Misión imposible: Sentencia final”, Brad Pitt con “F1: La película” y Scarlett Johansson con “Jurassic world: El renacer” nos lleva a analizar la situación actual del “star system” de Hollywood de la mano de Mary Carmen Rodríguez. In Memoriam dedicado al compositor Lalo Schifrin y al actor Michael Madsen y en Leer cine, la biblioteca sonora de Carlos López-Tapia, “Cómplice” de Steve Cavanagh. Terminamos con las apuestas de Colgados de la plataforma. Spooky a los mandos técnicos. ¡Muchas gracias por escucharnos!
Estamos escuchando Challengers de Trent Reznor y Atticus Ross para la banda sonora de "Rivales", película de Luca Guadagnino que, en cierta forma, se ha convertido en todo un fenómeno que, a pesar de contar con los nombres propios del propio Guadagnino o Zendaya, quizá no se esperaba en absoluto. Parte de este fenómeno se debe al tratamiento de la película, jugando de forma erótica como no solemos ver habitualmente en el cine actual, y a la atmósfera que el cineasta italiano construye a partir de unas sensaciones y emociones creadas por la puesta en escena, evidentemente por los actores y, de forma prácticamente indispensable, por la música. Así que vamos allá a adentrarnos a esta composición algo anómala y única de Trent Reznor y Atticus Ross, donde repasaremos parte de su anterior trayectoria y profundizaremos sobre en qué se basa la creación de esta banda sonora.