Se puede decir que Chuck Lorre le tiene tomada la medida a la sitcom del siglo XXI. Este subgénero dentro del mundo de las series con grandes momentos en los 80 y 90, había entrado en barrena con la entrada del siglo XXI y el esplendor de las series dramáticas. Está claro que hacer comedia no es nada fácil, sobre todo si tiene que ser digerida en pequeños sorbos de apenas 20 minutos dentro del clásico enfoque de “sitcom” de escenario improvisado, diálogos chispeantes y risas enlatadas. Una fórmula que podría parecer agotada pero con la que siempre es estimulante reencontrarse si está bien realizada.
Chuck Lorre es el artífice de dos de las mejores sitcoms que pueden verse procedentes de Usamérica: “Dos hombres y medio” (con la que ha conseguido grandes éxitos y reconocimientos convirtiendo a Charlie Sheen en el actor mejor pagado de la TV) y “Big Bang”, que desde la pasada semana puede verse de lunes a viernes en TNT.
“Big Bang” es una de las series revelación de los últimos años. Comenzando tímidamente su emisión en CBS en 2007 con una primera temporada con un incipiente ingenio y con una estética que emularía a una especie de “Friends” de bajo presupuesto, la serie ha ido convirtiéndose en un fenómeno gracias al boca-oreja que le ha permitido convertirse en una de las series más descargadas antes de que su difusión televisiva le haya permitido estar al alcance de más público. TNT estrena la segunda temporada de 22 capítulos que en estos momentos se emite en Usamérica estándo mucho mejor construida y elaborada que la primera. El éxito ha llevado a que la serie renueve por dos temporadas más.
Todo esto con una serie que combina los clásicos ingredientes del género en un argumento tópico pero tremendamente efectivo. Los protagonistas de “Big Bang” son dos científicos veinteañeros, en teoría inteligentes, que comparten piso y que podrían enumerar el temario de física cuántica de carrerilla sin pestañear, siempre que no les toque relacionarse con los demás. Nivel de interacción con la gente cero, llegando a alcanzar una cifra todavía más negativa si la persona en cuestión es el típico pivón rubio procedente de las playas californianas y que, por suerte o por desgracia, se ha instalado como su nueva vecina en la puerta de enfrente.
Leonard y Sheldon (el nombre de los dos personajes protagonistas) comparten esa timidez congénita alejada de sus teorías científicas pero son bien distintos. Si Leonard (que se doctoró a los 24 años) no acaba de estar satisfecho con una vida tan matemática y busca una válvula de escape que le ayude a encontrarse a si mismo, Sheldon (incapaz de detectar la ironía y aficionado a vestirse con ropa diseñada con logotipos de superhéroes) es el clásico científico pagado de si mismo y de su conocimiento que es feliz con sus partidas on-line con los otros dos amigos de la pareja, por supuesto, también científicos: Howard (erudito en idiomas y autoproclamado como Casanova del grupo) y Rajesh (hindú que enmudece ante la aparición de cualquier persona que no pertenezca a la comunidad científica). Un mundo aparentemente equilibrado y racional que pasará a desestabilizarse con la llegada de Penny, la rubia y simpática vecina que se ha mudado al nuevo apartamento tras romper con el novio con el que había convivido los cuatro años anteriores. Leonard encontrará, o por lo menos así intentará que sea, el antídoto perfecto para abrirse a una red de sensaciones con el amor como protagonista.
Divertidísima serie que gana sobre todo por sus ingeniosos diálogos y por los bucles en los que se introducen esta gama de personajes con un perfil similar pero con características diferentes. Están muy bien retratados esos tópicos de la comunidad científica en el cuerpo y la mente de unos jóvenes que no acaban de saber explotar todo su talento a la hora de relacionarlo con los demás. Son especialmente impagables las réplicas de los dos amigos de los chicos protagonistas, y especialmente bien retratado está el personaje de Sheldon, un geek al que se le termina de coger cariño a pesar de su aparente arrogancia.
La serie está llena de términos científicos que ya son muy populares para el gran público como MySpace, Facebook, Twitter, Wikipedia, Google, Apple, Nintendo, Wii..etc..y el título de cada capítulo aparece combinado con algún término científico que pueda tener relación con la trama.
Una serie muy científica pero que no supone ninguna aridez en su argumento para los que no comprendemos ese mundo. Esa profesión simplemente queda como excusa para intentar ilustrar esos tópicos que recaen en las figuras de los científicos a los que se les suele comparar con seres introvertidos y con un punto friki.
"Big Bang" refleja el poder de la mente de sus protagonistas mencionando en uno de sus capítulos que Sheldon tiene un coeficiente intelectual de 182, con lo que según las estadísticas reales sólo habría siete personas en Usamérica con mayor coeficiente que Sheldon.
Las charlas entre los cuatro protagonistas, las sesiones de karaoke, los juegos online, los sarcasmos no captados por Sheldon, las metidas de pata de Leonard con su vecina Penny en el intento de conquistarla, la ambientación en un bloque de apartamentos en los que nunca funciona el ascensor, y un divertido guión convierten a “Big Bang” en una serie muy original a pesar de los tópicos de los que se aprovecha. Una buena opción de tragarse algo digestivo que le hará soltar más de una carcajada. 20 minutos de capítulo que al probarlos ya se convierten en necesarios. TNT emite la segunda temporada de lunes a viernes en dos sesiones: 14:55 y 21:50.
Si todavía no la conoces aquí tienes el capítulo piloto en V.O.S...
La ciénaga lo guardó todo. El cadáver, el silencio, la culpa. Pero también una forma de redención inesperada. “Boglands”, la nueva serie irlandesa estrenada recientemente, arranca con fuerza desde su primera imagen: el cuerpo de una mujer, desaparecida hace quince años, emerge de las aguas turbias de una turbera. A partir de ahí, comienza un thriller de intriga contenido y elegante, de esos que no necesitan estridencias para perforar la conciencia del espectador.
Hay series que se disfrutan, otras que se recomiendan, y algunas (pocas) que se agradecen. "Mr. Loverman" pertenece a esta última categoría. Y su grandeza se apoya en dos actores. Cuando "Mr. Loverman" aterrizó en las pantallas inglesas, no fue una adaptación más de una novela de éxito. Fue una bofetada emocional y política. Pone en el centro a un hombre afrocaribeño de 74 años, casado y con hijas, que vive en Londres y lleva toda una vida ocultando su homosexualidad. La historia, que entreteje décadas de represión, deseo, migración y racismo sistemático, tiene su fuerza en el duelo entre dos actores soberbios: Lennie James y Ariyon Bakare.
Comienzo: un arranque brutal, como una bofetada visual que apenas pasados treinta segundos hizo exclamar a la persona a mi lado: "¡Qué buena pinta tiene!". Unos segundos más y nos habíamos sumergido en la Nochevieja de la ciudad en 1992, cuando un coche embiste al protagonista, Ah Bao, mientras sostiene un maletín con 300.000 yuanes. En ese instante, entre una lluvia de billetes, la serie desliza una de sus constantes: la elegancia salvaje de Shanghái al filo de los 90, entre nostalgia y fiebre del oro. Como si el relato te susurrara: "Bienvenido al renacimiento de un imperio urbano". Y sí, la primera imagen está hecha para atrapar: cromas vibrantes, dirección de arte perfecta y ese halo melancólico que define al director Wong Kar-wai, el creador de "Deseando amar" (2002).
El legado de Jane Austen sigue con buena salud cuando de seguir viva cumpliría 250 años. La recepción de la serie de televisión que acaba de estrenarse lo demuestra. En las redes ya hay miles de comentarios sobre lo que es historia y lo que es ficción, sobre lo que es posible y lo improbable. En lugares como Bath o Chawton, donde Jane vivió en distintos momentos, se celebran festivales anuales que combinan literatura, música, teatro y recreaciones de época. Llegan a reunirse miles de personas, algunas que viajan desde lugares de todo el mundo se visten como personajes de sus novelas, leen en voz alta cartas auténticas y debaten sobre la vigencia de sus historias. Incluso hay clubes de lectura que solo aceptan miembros dispuestos a leer y releer a Austen con la misma devoción que otros reservan para los clásicos religiosos.
los amo a todossssss!!!
es la mejor serie que e visto en toda my vidaaa
los amo
SELDON ES LA MEJOR RERIE DE TV ERES MUY GRACIOSO