La historia se sitúa en un pequeño pueblo apacible, sin crímenes memorables, donde la actividad más "extrema" es observar al borrachín del pueblo que se recupera desayunando en el diner local, tras una noche durmiendo la mona en la pequeña cárcel local, pero atendido con afecto por el sheriff; o mirar a los turistas en los fines de semana, sobre todo cuando llega el otoño y las hojas secas de colores variados cubren el suelo como en un plano fijo de Terrence Malick. El paisaje invita a hacer fotos, a pintar acuarelas, a sentarse en un banco con un café caliente en las manos. Pero una desconocida va a hacer estallar esa paz.
La tendencia a imaginar a los animales como seres con sentimientos y pensamientos humanos viene de lejos. Que se lo digan a los egipcios. Pero en el siglo XX, el cine y Walt Disney dieron un paso decisivo en esa dirección. El mundo entero rinde pleitesía al oso panda, por ejemplo, a pesar de que puedan, y de hecho lo hacen, atacar a sus cuidadores... Incluso quienes han tratado de cerca a muchos animales, han caído en esa visión "humanizada", a veces a costa de su propia vida.
Ninguna película sobre la mafia, y hay unas dos mil, nos ha contado que su origen está en un gen desaparecido y un almirante inglés. Tampoco ninguna dice nada sobre que la Revolución Rusa, que desembocó en el comunismo dictatorial, está en otro gen defectuoso en una reina. ¿Qué tienen en común los presidentes George W. Bush y Ronald Reagan con las actrices Elizabeth Taylor y Halle Berry? Respuesta correcta: un defecto evolutivo que los puso al borde de la muerte.
Título: "Ser humano. Cómo nuestra biología ha moldeado la historia universal"
A los 19 años "expropió" su primera cámara de una escuela de cine de Múnich. "Me pareció más una expropiación que un robo", escribe. "Estaba ejerciendo un derecho natural a dar a la cámara el uso para el que había sido concebida". Desde entonces, ha creado más de 50 documentales y largometrajes. Algunos son incunables del cine como "Aguirre, la cólera de Dios" (1972), donde la selva se convierte en un personaje más, o "El enigma de Gaspar Hauser" (1974), un espejo de la fragilidad humana, o la belleza desgarradora de "Grizzy Man" (2005).
Título: "Cada uno por su lado y Dios contra todos"