Colgados de la plataforma: Del 01/09/2025 al 14/09/2025

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Querido primo Teo:

El homenaje que la 82ª edición del Festival de Venecia ha brindado a Kim Novak, dueña de una de esas bellezas enigmáticas que definieron el Hollywood dorado, revive la memoria de un cine que la convirtió en mito. En manos de Alfred Hitchcock, que la dirigió en “Vértigo”, Novak se transformó en una de las presencias más hipnóticas y perturbadoras que haya conocido la gran pantalla. Su tributo nos conduce inevitablemente a evocar a ese linaje de rubias que, bajo la mirada del mago del suspense, alcanzaron la categoría de iconos eternos, entre el fulgor del deseo y la sombra del misterio.

PELÍCULAS

“El club del crimen de los jueves” de Chris Columbus (Netflix) Estreno directo en la plataforma

“El club del crimen de los jueves”, dirigida por Chris Columbus, se adentra en el terreno de la comedia con un reparto de auténtico lujo: Helen Mirren, Pierce Brosnan, Ben Kingsley y Celia Imrie. En ella, cuatro jubilados lejos de resignarse al tedio de la rutina convierten sus días en una sucesión de enigmas y pesquisas, resolviendo asesinatos que la policía ha sido incapaz de esclarecer. Con humor afilado, complicidad generacional y un aire de irreverencia, la película propone un juego ligero y entretenido que combina la agilidad del “whodunit” clásico con la calidez y la ironía de sus carismáticos protagonistas.

“A different man” de Aaron Schimberg (Movistar +) 

Sebastian Stan se alzó en la Berlinale 2024 con el Oso de Plata a la mejor interpretación protagonista y sumó además el Globo de Oro por “A different man”, de Aaron Schimberg. En este inquietante retrato, el actor encarna a un intérprete que, tras someterse a una transformación física radical, se ve atrapado en la paradoja de no reconocerse en su nueva apariencia y de ser incapaz de habitar plenamente esa identidad renovada. Su trabajo, a la vez perturbador y profundamente humano, ha sido celebrado como una de las interpretaciones más audaces y conmovedoras de su carrera.

“La vida ante nosotros” de Nils Tavernier y Emmanuel Matthieu (Movistar +) 

“La vida ante nosotros” es un drama ambientado en la Francia ocupada por los nazis que se adentra en el horror de la persecución desde la mirada íntima de una niña judía. Junto a sus padres, la pequeña encuentra refugio en una minúscula buhardilla, un espacio opresivo que, sin embargo, se convierte en su reducto de supervivencia. A pesar del miedo constante y de las privaciones, la protagonista se aferra con tenacidad a la esperanza, descubriendo en los gestos cotidianos y en los pequeños destellos de alegría la fuerza necesaria para resistir. La película construye así un conmovedor retrato de la inocencia que se abre camino incluso en medio de la oscuridad más absoluta.

“The end” de Joshua Oppenheimer (Filmin)

Joshua Oppenheimer sorprendió el pasado año con “The end”, un insólito musical postapocalíptico que desborda riesgo y ambición. Con un reparto de primer nivel —Tilda Swinton, Michael Shannon y George MacKay—, la película narra la historia de una familia que, tras pasar dos décadas aislada en un búnker, descubre que no están solos en el mundo que creían devastado. Entre canciones, tensiones soterradas y revelaciones inquietantes, Oppenheimer convierte el encierro en una metáfora sobre el miedo, la memoria y la imposibilidad de escapar del otro, reinventando el género con un audaz cruce de lo íntimo y lo apocalíptico.

“Del cielo al infierno” de Spike Lee (Apple TV+) Estreno directo en la plataforma

Spike Lee y Denzel Washington vuelven a unir fuerzas en “Del cielo al infierno”, ambiciosa producción de Apple y A24 presentada fuera de concurso en el pasado Festival de Cannes. La película es una reinterpretación contemporánea de “El infierno del odio” de Akira Kurosawa —a su vez inspirada en la novela de Evan Hunter— y coloca en el centro a un influyente magnate de la industria musical que se convierte en blanco de un sofisticado chantaje. Con el pulso enérgico y la mirada combativa de Lee, el filme actualiza los dilemas morales y las tensiones sociales que latían en el clásico japonés, transformándolos en un thriller vibrante donde el poder, el dinero y la vulnerabilidad se entrecruzan con una intensidad arrolladora.

“The brutalist” de Brady Corbet (SkyShowtime) 

“The brutalist” se erigió como uno de los grandes acontecimientos cinematográficos de 2024 para la crítica, aunque su ambición desmesurada y su metraje de tres horas y media probablemente frenaron sus posibilidades de imponerse en los Oscar: no todos los académicos estuvieron dispuestos a rendirse a una obra tan exigente y “especialita”. Dirigida por Brady Corbet, la película terminó llevándose tres galardones nada menores, entre ellos el reconocimiento a un Adrien Brody en estado de gracia, que compone un personaje memorable en la piel de un arquitecto húngaro empeñado en reconstruir su vida tras huir a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Con su mezcla de épica íntima, reflexión histórica y exploración estética, la cinta confirma a Corbet como una de las voces más audaces del cine contemporáneo.

“Nosferatu” de Robert Eggers (SkyShowtime) 

Robert Eggers asumió uno de los retos más temerarios del cine contemporáneo: reinventar “Nosferatu”, la obra maestra inmortal de F. W. Murnau. Su adaptación logra preservar la atmósfera hipnótica y el aura maldita del clásico expresionista, al tiempo que introduce una mirada renovada capaz de seducir al público del siglo XXI. Con su habitual rigor estético, Eggers despliega una puesta en escena sombría y minuciosa, donde la obsesión, el deseo y el miedo laten bajo cada encuadre. Bill Skarsgård encarna a un conde vampírico de inquietante fisicidad, mientras Lily-Rose Depp aporta vulnerabilidad luminosa y Willem Dafoe nuevamente ofrece una lección sobre cómo ser una presencia magnética, conformando un triángulo de interpretaciones que potencia la intensidad gótica de esta historia de fascinación y condena eterna.

DOCUMENTALES

“Katrina: Contra viento y marea” de Alisa Payne, Geeta Gandhir, Samantha M. Knowles y Spike Lee (Netflix) 

Producción de tres episodios que revive con intensidad el espíritu del huracán Katrina, la catástrofe que en 2005 arrasó Nueva Orleans y dejó una huella imborrable en la memoria colectiva. A través de testimonios directos de quienes padecieron la tragedia, la serie reconstruye no solo el impacto devastador del desastre natural, sino también las historias de resistencia, pérdida y esperanza que emergieron de entre los escombros.

“aka Charlie Sheen” de Andrew Renzi (Netflix) 

Siete años después de haber tocado fondo, el actor Charlie Sheen reaparece dispuesto a mirar de frente su pasado y hacer un balance de una vida marcada por los excesos, los escándalos y las caídas públicas, pero también por la búsqueda de redención y la posibilidad de un nuevo comienzo. 

“Las mil vidas de Hildegard Knef” de Luzia Schmid (Filmin) 

La trayectoria de la actriz y cantante Hildegard Knef se despliega como la de un icono resistente cuya vida atravesó triunfos y reveses a lo largo de seis décadas. Con sensibilidad y precisión, Luzia Schmid recurre a un valioso material de archivo para revelar su espíritu inquebrantable y la brillantez de una artista que desafió convenciones y re reinventó una y otra vez, celebrando así la vida de una mujer verdaderamente extraordinaria. 

CLÁSICOS Y JOYAS

“Vértigo (De entre los muertos)” de Alfred Hitchcock (Fimin) 

En “Vértigo”, Kim Novak encarna quizá la representación más compleja y perturbadora del arquetipo de la “rubia de Hitchcock”. Su personaje, dividido entre la apariencia y la verdad, materializa la obsesión del director por un ideal femenino a la vez glacial y vulnerable, inaccesible pero frágil. Novak no solo se convirtió en la proyección de ese sueño inquietante, sino también en un símbolo de cómo Hitchcock moldeaba —y en ocasiones sofocaba— a sus actrices para ajustarla a su visión estética. Durante el rodaje, la relación entre ambos estuvo marcada por tensiones: mientras él exigía un control casi absoluto sobre su aspecto, desde el vestuario hasta el peinado, ella intentaba afirmar su propia personalidad artística. Ese pulso, lejos de diluir su presencia, contribuyó a que su interpretación adquiriera la intensidad hipnótica que convirtió a Vértigo en un hito del cine y consolidó a Novak como una de las rubias eternas del universo hitchcockiano. 

“Sospecha” de Alfred Hitchcock (FlixOlé) 

Joan Fontaine ocupa un lugar singular dentro del universo hitchcockiano: fue la única de las “rubias de Hitchcock” reconocida con el Oscar, gracias a su interpretación en “Sospecha” (1941). Su personaje, una joven atrapada entre la ingenuidad, el miedo y la duda sobre las verdaderas intenciones de su marido, encarna la vulnerabilidad que el director proyectaba en muchas de sus protagonistas, pero también una sutileza emocional que la convirtió en inolvidable. Fontaine no es la rubia glacial y distante que más tarde definirá el mito hitchcockiano con Grace Kelly o Kim Novak; en ella predomina la fragilidad psicológica, el temblor interno que la cámara capta en primeros planos cargados de tensión. Durante el rodaje de “Sospecha”, la relación entre actriz y director fue compleja. Hitchcock, fiel a su estilo manipulador, jugó con la inseguridad de Fontaine para intensificar su desconcierto en pantalla, llegando incluso a aislarla del resto del equipo. Ese tratamiento, cuestionable desde lo humano, resultó decisivo en lo artístico: la actriz transmitió de manera genuina la ansiedad y la sumisión que pedía el personaje. El Oscar que recibió no solo distinguió una actuación magistral, sino también el punto de inflexión de un arquetipo: la rubia hitchcockiana como figura vulnerable, atrapada en un universo dominado por la sospecha y la manipulación. 

“Encadenados” de Alfred Hitchcock (AContra+)

Ingrid Bergman representa una variación fundamental dentro del arquetipo de la “rubia de Hitchcock”. A diferencia de la fría inaccesibilidad que caracterizaría a Grace Kelly o Kim Novak, Bergman en “Encadenados” (1946) encarna una sensualidad luminosa y a la vez una vulnerabilidad emocional que hacen de su personaje, Alicia Huberman, uno de los más complejos del universo hitchcockiano. Su rubia no es tanto un ideal distante como una mujer atrapada entre el amor y la traición, capaz de expresar con una sola mirada tanto la pasión arrebatada como la devastación íntima. La relación de Bergman con Hitchcock durante el rodaje fue cercana y respetuosa. El director, fascinado por su inteligencia y naturalidad, encontró en ella una intérprete capaz de trascender las tensiones melodramáticas y dotar de profundidad psicológica a un relato de espionaje y deseo. Hitchcock valoraba su capacidad para transmitir emociones auténticas sin artificios, y supo construir alrededor de ella secuencias de enorme intensidad, como el célebre beso prolongado con Cary Grant, en el que la intimidad se mezcla con la amenaza. Con Bergman, Hitchcock exploró una vertiente distinta del arquetipo de la rubia: menos estatua glacial, más mujer de carne y hueso, atrapada en dilemas morales y pasionales. Esa diferencia no solo amplió la galería femenina del director, sino que consolidó a Bergman como una de las actrices que mejor supo dialogar con la mirada hitchcockiana. 

“Crimen perfecto” de Alfred Hitchcock (Movistar +) 

Grace Kelly encarna quizá la expresión más refinada del arquetipo de la “rubia de Hitchcock”. En “Crimen perfecto” (1954), su primera colaboración con el director, aparece como la mujer elegante y sofisticada, distante en su perfección, pero al mismo tiempo vulnerable cuando se ve atrapada en la red de manipulación y engaño urdida por su marido. Hitchcock proyecta en ella la imagen de la diosa inaccesible, una presencia casi etérea que, sin embargo, es arrastrada a una situación de peligro extremo donde la fragilidad asoma bajo la superficie glacial. Su serenidad, su porte aristocrático y su precisión interpretativa se convirtieron en el molde del ideal hitchcockiano que el director retomaría en “La ventana indiscreta” y “Atrapa a un ladrón”. Durante el rodaje de “Crimen perfecto”, la relación entre Kelly y Hitchcock estuvo marcada por la fascinación mutua. Él veía en ella la materialización de su fantasía cinematográfica: una rubia impecable, contenida, cuya sensualidad se insinuaba más que se exhibía. Ella, en cambio, encontró en el director un maestro del detalle y la puesta en escena, alguien que supo guiarla hacia una interpretación de precisión milimétrica. Hitchcock, que solía ejercer un control férreo sobre sus actrices, trató a Kelly con un respeto particular, consciente de su disciplina y de la naturalidad con que podía transmitir tanto frialdad como pasión contenida. Con Grace Kelly, Hitchcock consolidó su arquetipo de rubia: sofisticada, enigmática y aparentemente inquebrantable, pero con un trasfondo de deseo y vulnerabilidad que el director explotó hasta convertirlo en uno de los sellos más reconocibles de su cine. 

“Los pájaros” de Alfred Hitchcock (Filmin) 

Con Tippi Hedren, Hitchcock llevó el arquetipo de la “rubia” a su formulación más extrema y perturbadora. En “Los pájaros” (1963), su personaje, Melanie Daniels, encarna la elegancia y el misterio que definían a las protagonistas del director, pero sometida a un proceso de desintegración física y psicológica a medida que la amenaza natural se intensifica. La rubia hitchcockiana se convierte aquí en blanco literal del ataque, y su glamour inicial —trajes impecables, porte sofisticado, aura de independencia— se ve progresivamente erosionado por el terror. De ese contraste entre perfección glacial y vulnerabilidad devastadora surge la tensión que Hitchcock buscaba. La relación entre Hedren y el director durante el rodaje fue, sin embargo, tan célebre como conflictiva. Descubierta por Hitchcock en un anuncio publicitario, Hedren fue moldeada según sus estrictas directrices: vestuario, gestos, hasta el modo de mover la cabeza respondían a su mirada obsesiva. Si bien al inicio ella respondió con disciplina y profesionalidad, pronto el control del director se tornó asfixiante, derivando en la dinámica de poder que dejó profundas huellas en la actriz. Durante la filmación de las escenas más violentas, Hitchcock la expuso a un nivel de riesgo y presión psicológica que rozó el maltrato, como en la célebre secuencia del dormitorio, rodada con aves reales durante días. Así, con Hedren, Hitchcock no solo consolidó el mito de la rubia como ideal inalcanzable y víctima sacrificial, sino que también reveló el lado más oscuro de su método: la confusión entre creación artística y obsesión personal. La imagen de Tippi Hedren acosada por los pájaros es, en última instancia, metáfora de la propia relación entre actriz y director: fascinación, estética y violencia soterrada, belleza y destrucción unidas en un mismo plano. 

Mary Carmen Rodríguez

 

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