Conexión Oscar 2022: ¿Un paso atrás de la Academia, refugio frente a la realidad o declaración de intenciones?

Conexión Oscar 2022: ¿Un paso atrás de la Academia, refugio frente a la realidad o declaración de intenciones?

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Querido Teo:

El triunfo de “CODA: Los sonidos del silencio” no por previsible en las últimas semanas deja de ser significativo sumándose a la nómina de películas que, desde que está instaurado el sistema de voto preferencial en 2010, ha acrecentado esa sensación de intrascendencia que provocan que un escándalo como el vivido con Will Smith se magnifique. Los Oscar tienen que replantearse lo que quieren ser para no quedar engullidos o bien por el meme o bien por la polémica y ya deberían de ponerse a preparar la edición del año que viene no dejándolo todo a última hora, la tónica de estos años dejando unas ceremonias que dentro de su fingido buen rollo decepcionan a fans y desde luego no ganan nuevos adeptos.

Desde “Slumdog millionaire”, y sus 8 Oscar en la edición de 2009, la Academia parece haber incurrido en el miedo de encumbrar a la mejor película del año. Es por ello que en los últimos años hemos tenido ganadoras raquíticas ya que “CODA: Los sonidos del silencio” se lleva el mismo número de Oscar que “Argo” en 2013, “12 años de esclavitud” en 2014, “Moonlight” en 2017, “Green book” en 2019 y “Nomadland” en 2021. Es verdad que esto se acrecienta por el hecho de que estas son películas que ya partían con pocas nominaciones al no destacar por lo técnico. No obstante, no deja de ser llamativo que en los últimos 12 años hasta en 9 ocasiones no haya ganado la película más nominada de la noche. En 2022 se ha vuelto a cumplir.

“CODA: Los sonidos del silencio” rompe importantes registros siendo la primera película desde “Gran Hotel” en 1932 que gana el Oscar con 3 nominaciones o menos no estando, además, nominada ni en dirección ni en montaje. También es la primera película que gana el Oscar sin estar en el Gremio de Directores (DGA) desde “Paseando a Miss Daisy” en 1990, la primera en ganar el Oscar sin ser nominada a mejor película en los Bafta desde “Million dollar baby” en 2005 y la primera en llevarse el máximo galardón sin pasar por los festivales de otoño desde “Infiltrados” en 2007.

Además no sólo es la primera película de plataforma en ganar el Oscar sino también la primera en ser estrenada en el Festival de Sundance (tras 15 nominaciones sin fortuna) donde fue adquirida por Apple TV+ por 25 millones de dólares (superando en la puja al resto de plataformas) confirmando una inversión envidiable habiendo arrasado en ese certamen como nunca otra película lo había hecho (Gran Premio del Jurado, Premio del Público, premio a la mejor dirección y premio especial al reparto) a pesar de las limitaciones de una edición online.

Se convierte también en la sexta ganadora del Oscar a mejor película que hace pleno en todas sus nominaciones tras "Alas" en 1929, "Gran Hotel" en 1932, "Sucedió una noche" en 1935, "Gigi" en 1959, "El último emperador" en 1988 y "El señor de los anillos: El retorno del rey" en 2004. 

En este punto la pregunta es cómo va a envejecer el Oscar de la película de Siân Heder y que simbolismo nos deja para el futuro. ¿Es una declaración de intenciones o una consecuencia no intencionada del voto preferencial? ¿Se pretende seguir postergando el Oscar para Netflix que por cuarto año consecutivo se estrella frente a los elementos? “CODA: Los sonidos del silencio” es una película amable y que desprende buenos valores y sensaciones pero por debajo de los estándares de lo que se considera una ganadora al Oscar que ni siquiera ha fomentado un gran boca-oreja tras su paso exiguo por salas siendo el remake de la película francesa “La familia Bélier” (2014) y que no muchos han llegado a ver antes de la ceremonia a lo que ha contribuido que en Estados Unidos no pudiera verse de manera legal desde que Apple TV+ se hizo con los derechos.

Al margen de todo ello, ¿es una película efectiva y que hace pasar un buen rato? Sí. ¿Era la mejor del año? Eso a todas luces parece más cuestionable y debatible. ¿Ha ganado realmente por ser un fenómeno de público? Se antoja difícil pensar eso cuando la corriente la ha generado la propia industria y frente al público es la ganadora del Oscar menos vista de la Historia.

Al margen de todo el ruido la Academia debería pensar en revisar un sistema de voto que perjudica a un determinado tipo de películas que parten en situación de desigualdad, aquellas que son transgresoras y que a raíz de ello generan división. Es por ello que “El poder del perro”, por mucho que haya encabezado apuestas y ganado en el resto de premios, aquí partía en desventaja frente al fenómeno popular despertado por “CODA: Los sonidos del silencio”. Cine efectivo y amable frente a apuestas mucho más complejas y no siempre necesariamente mejores pero en muchos casos sí de mayor calidad y más completas a todos los niveles y, quizá, también más perdurables en el tiempo.

Al margen de todo ello la cuestión más preocupante de cara al futuro es si esto es un paso atrás en una Academia que, a pesar de la entrada de nuevos miembros de todas partes del mundo, sigue premiando lo mismo. Los remakes y los biopics han copado los Oscar de este año con unos premios a Will Smith (“El método Williams”) y Jessica Chastain (“Los ojos de Tammy Faye”) que son merecidos por carrera pero impropios de una Academia del siglo XXI que parecía iba a ir más allá de lo obvio cuando reconoció a “Parásitos” con los máximos galardones o cuando el año pasado optó por la sutilidad y mensaje reflexivo de “Nomadland”. Will Smith y Jessica Chastain se convierte en el tercer y cuarto intérprete en ganar el Oscar como actores por un trabajo del que son productores tras Laurence Olivier por “Hamlet” en 1949 y Frances McDormand por “Nomadland” en 2021, dos vehículos de lucimiento que se han construido a sí mismos y con los que han logrado el premio en su tercer intento.

“CODA: Los sonidos del silencio” nos lleva a “Green book” que también se antepuso como alternativa accesible e integradora frente a la apuesta de autor de Netflix. En ese caso fue el Gremio de Productores (PGA) el que viró la dirección premiando a una película que no sólo hacía pasar un rato entretenido sino que encerraba un mensaje empático e integrador, el mismo que el de una película como la ganadora de este año que nunca tuvo intenciones de Oscar y que precisamente por ello ha generado más simpatía que apuestas más ambiciosas para ello como “El poder del perro”, “Belfast” o “West Side Story”. La Academia se aleja de ello pero también olvida el legado de los títulos que acarrea su Historia. Eso sí, es “Pequeña Miss Sunshine” el caso más parecido a “CODA: Los sonidos del silencio” que también se metió a la industria en el bolsillo, ganando SAG y PGA, no materializando en ese momento el Oscar por la inexistencia del voto preferencial y por el hecho de que la deuda con Scorsese tenía ya demasiado peso.

Lo propio de una Academia heterogenea y global con tantos intereses e inquietudes es que tengamos años con ganadoras de distinto perfil, incluso cada año girando en diversas direcciones, pero es verdad que existe cierta tendencia a favor en el sistema de películas que no despiertan enemigos pero que tampoco trascienden en la cultura popular. Es por ello que más que un paso atrás de la Academia intencionado estamos ante una realidad del sistema de voto que, además de ser complejo, es menos democrático de lo que cree que es por el hecho de buscar un consenso que sólo pueden alcanzar unas películas en concreto de las nominadas de este año.

El hecho de vivir un mundo cada vez más incierto y lleno de malas noticias también favorece al cine evasivo como refugio, algo que también explica este Oscar y el vuelco de la industria que ayer alzaba las manos aplaudiendo en lenguaje de signos. Queda ver cuál es el siguiente cambio de tercio de una Academia que lo más preocupante que demostró ayer es la falta de personalidad, abrazando la inercia que se barruntaba, con unos ganadores previsibles, una ceremonia aburrida y larga y que tampoco ha sabido reaccionar ni durante la noche ni después a lo sucedido con Will Smith y que ha eclipsado injustamente todo lo que se pueda comentar de unos Oscar 2022 que sin eso hubieran sido todavía más olvidables de lo que son.

Una Academia que aún celebrará la previsible mejora de audiencia propia del escándalo pero que tendrá que cuestionar si quiere seguir dando tumbos con una imagen timorata en la que sólo saber estar pendiente de las redes sociales y ser incapaz de recuperar el sentido del espectáculo. Ayer tubo mimbres para ello, tras la gala pandémica, pero no supo aprovecharlo con todas las estrellas de diferentes generaciones que allí se dieron cita. Ahora (como a todos nosotros) toca descansar pero también reflexionar para recuperar un brillo perdido que ya les dura demasiados años y que pone en cuestión su modelo de futuro.

Nacho Gonzalo

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Petronio
Petronio
2 años atrás

Esto no se trata de que las películas que son transgresoras partan en desventaja frente al sistema de elección de voto preferencial, sino que la mojigata Academia tiene unos gustos particulares con los que se puede o no estar de acuerdo. Ni la membresía internacional que ha tomado una fuerza inusitada en los últimos años ha podido con esos valores que parecen tan arraigados en el seno de la organización.

"El Poder del Perro" no ganó el premio a mejor película no por culpa de dicho voto preferencial, sino sencillamente porque no despertó pasión y consenso entre los votantes, además, que existía una sensación de cansancio, aburrimiento y agotamiento a su alrededor después de esa apabullante victoria que realizó en prácticamente todos los premios de la crítica, muy similar a la que experimentó en la carrera de 2010 "La Red Social".

Claramente "El Poder del Perro" no es "Slumdog Millionaire" ni mucho menos "Parasite", pero que sólo haya ganado un premio para Jane Campion y haya perdido en 11 categorías es la evidencia de que NO GUSTÓ EN ABSOLUTO. No tienen porqué revisar o abolir su sistema de elección cuando este mismo sistema catapultó en 2020 a una de las películas más incontestable de las últimas décadas, peor, cuando se han escogido ganadoras de dudosa calidad desde tiempos pretéritos.

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