Conexión Oscar 2026: Timothée Chalamet y esa ambición desmedida en clave de Oscar

Conexión Oscar 2026: Timothée Chalamet y esa ambición desmedida en clave de Oscar

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Querido Teo:

Timothée Chalamet no pudo convertirse el año pasado en el actor más joven en ganar el Oscar en la categoría protagonista pero vuelve este año a la arena de los premios con "Marty Supreme" que va camino de darle, a sus 30 años, al menos su tercera nominación al Oscar. En el inicio de esta carrera de premios no sólo pide paso en la misma sino que también confirma sus ansias de triunfo en una entrevista en Vogue USA que no ha tardado en avivar hasta qué punto es lícito, ético o constructivo encarar una carrera artística centrándose especialmente en la aspiración de ganar un Oscar. La desesperación y el ego no son los mejores ingredientes a la hora de hacer campaña.

Timothée Chalamet se ha convertido en el gran actor de la Generación Z desde que irrumpiera en la carrera al Oscar con su Elio de “Call me by your name” (2017). Unas inquietudes artísticas que han ido de la mano también de la taquilla con “Dune” (2021) y su secuela así como con "Wonka" (2023). Además de todo ello se ha convertido en un ejemplo de energía, carisma y estilo en portadas y alfombras rojas conformando una imagen que ha ido evolucionando, jugando con cierta ambigüedad, pasando de joven promesa a uno de los talentos más brillantes del nuevo Hollywood.

Muchos le dieron como favorito a la estatuilla por su joven a la deriva y víctima de las adicciones en “Beautiful boy” (2018) pero se quedó fuera de las candidaturas al Oscar sufriendo esos casos concretos en los que la Academia vira respecto a la inercia de los precursores previos. No fue hasta con “A complete unknown” (2024) cuando no sólo calló bocas a más de uno sino que se quedó muy cerca del premio gordo como demuestra el que ganara el Gremio de Actores (SAG) con un discurso en el que pecó de intensidad y trascendencia y que ya chirrió a más de uno.

Como no se le escapó a nadie que viera la pasada ceremonia de los Oscar, el descontento de Chalamet cuando se anunció el nombre de Adrien Brody fue notorio y así lo confirma ahora en Vogue USA: “Si hay cinco personas en una entrega de premios y cuatro se van a casa sin ganar, ¿acaso crees que esas cuatro personas no están en el restaurante pensando: '¡Maldita sea, no ganamos!'? He conocido a actores muy generosos y sin ego, y quizá algunos piensen: 'Fue divertido'. Pero sé con certeza que muchos piensan: '¡Joder!'”.

En una entrevista que no tiene desperdicio, y en la cual deja claro que no tiene interés en volver a la televisión, además de lanzar una controvertida e innecesaria pulla a aquellos que pasan por este mundo sin fines procreadores, declara que “mi superpoder es mi valentía” dejando patente sus ganas desesperadas de Oscar mientras describe el punto actual de su carrera: “Ahora mismo estoy totalmente concentrado. Me estoy enamorando perdidamente de esta nueva estructura creativa, de esta disciplina que sólo he adquirido a través de la experiencia”.

Hollywood disfruta y vive de la maquinaria de los Oscar pero es un secreto a voces en la industria que si quieres ganar un Oscar mejor que no se te note demasiado y que se te vea disfrutando del momento como algo espontáneo. Es algo que Chalamet no parece interesado en practicar al no querer perder tiempo en la falsa humildad lanzando un mensaje a sus “haters”: “La gente puede decir que me esfuerzo demasiado, y pueden decir lo que les dé la gana. Pero yo soy el que realmente lo está haciendo aquí.”

Sin duda es de alabar el esfuerzo estos años de Timothée Chalamet en la industria pero, desde luego, lo hará como tantos otros compañeros que llevan años intentando recibir un reconocimiento que incluso, en ocasiones, nunca llega. En una época en la que se quiere la validación instantánea cuesta ver a un joven actor de 30 años, con toda una carrera todavía por definir, queriendo hacernos entender que el mundo le debe un Oscar. Es por ello si nos preguntamos si declaraciones como éstas ayudan o no en una campaña de premios.

Desde luego ambicionar un Oscar es más que lícito (incluso cuando se note demasiado como fueron los casos de Melissa Leo o Michelle Yeoh) pero alguien que ya es visto en la industria como un joven que lo tiene todo, siendo exitoso, atractivo y talentoso, reclamar atención con estas declaraciones no deja de ser un flaco favor a sus aspiraciones de Oscar este año pudiendo ser considerado como un "flipado" para más de un votante.

En "Marty Supreme" Timothée Chalamet puede haber encontrado en este papel lo mismo que fue Jordan Belfort para Leonardo DiCaprio en “El lobo de Wall Street” (2013). Incluso en ese caso DiCaprio, que este año es su máximo rival para el Oscar, todavía tuvo que esperar a que llegara la estatuilla ya que por la película de Martin Scorsese consiguió, respectivamente, su cuarta y quinta nominación (una como actor y otra como productor). Las mismas no se materializaron a pesar de estar ante uno de los trabajos icónicos de una carrera.

Tom Cruise, estrella por antonomasia del cine de finales de los ochenta y los noventa, no sabe lo que es ganar un Oscar competitivo, Brad Pitt lo consiguió pasados los 50 años y Al Pacino lo obtuvo en su octavo intento tras una carrera de personajes icónicos que no necesitaron ganar la estatuilla para trascender. Y todo ello al margen de nombres como Peter O’Toole, Richard Burton y Glenn Close que nunca lo han ganado. Tampoco Amy Adams con sus 6 nominaciones o Saoirse Ronan, compañera de generación y amiga personal, que no se toma muy en serio haber perdido los 4 Oscar a los que ha optado.

Timothée Chalamet no dudó (como así se contaba en la autobiografía de Woody Allen) en mostrar su posicionamiento en contra del director subiéndose a la ola del #MeToo con el fin de sumar puntos en el año en el que fue candidato al Oscar por “Call me by your name” y justo después de haber rodado con el neoyorquino "Día de lluvia en Nueva York" (2019).

En todo caso será “Marty Supreme” (la cual salió bien parada en su estreno en el Festival de Nueva York 2025) y los condicionantes de la carrera los que marquen las posibilidades de Oscar de un Timothée Chalamet que está tocando la puerta decididamente pero que tiene que controlar no abrir la misma como si fuera Jack Nicholson en “El resplandor”.

Este año vuelve a estar muy bien posicionado junto a Leonardo DiCaprio para disputarse entre ambos el Oscar pero si bien DiCaprio ya parece tener estatus para una segunda estatuilla (y estando además en una de las grandes favoritas), Chalamet tendrá que constar con el aval de su propia interpretación y con el hecho de que, quizás, ahora no vaya a contar con la inercia promovida por el apoyo del Gremio de Actores (SAG) si consideran que ya fue suficiente premiándole el año pasado.

Como representante de una generación que habla de esfuerzo pero que también quiere una recompensa rápida, basando en ello la validación personal, desde luego estas últimas declaraciones no creemos que le ayuden en el seno de una industria que sabe lo que cuesta llegar al Oscar. Esa ambición desmedida puede ser un factor a la contra si con ello la Academia puede asentar respecto a él una imagen de joven exitoso y engreído en lugar de rendido servidor de su oficio a través de su persona que es lo que Timothée Chalamet pretende transmitir en este momento de una carrera que, aunque él no lo crea, y por bien de todos, no ha hecho más que comenzar.

Nacho Gonzalo

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