"Materialistas"
La web oficial.
El argumento: Lucy es una joven casamentera de Nueva York que se encarga de unir solteros para encontrar la pareja perfecta. Sin embargo, su mundo se desestabiliza al encontrarse atrapada en un triángulo amoroso con Harry, un apuesto financiero multimillonario, y su ex novio John, un actor de poco éxito.
Conviene ver: Hace dos años Celine Song presentó su ópera prima, “Vidas pasadas” (2023), una de las cintas que mejor han definido el amor contemporáneo en la insatisfecha generación “millennial” raída por las expectativas no cumplidas y los anhelos difusos alargados en el tiempo. En “Materialistas”, su nuevo trabajo bajo el sello de A24, la directora se aleja del tono existencialista y de autoría que tenía aquella para darle un toque personal a la habitual fórmula de comedia romántica con la que esa generación frustrada creció hasta comprobar que en la vida real los finales no son tan felices ni seguramente es necesario que sean tan idílicos. Es la historia de una casamentera de Nueva York acostumbrada a tratar con solteros en busca de la pareja perfecta pero que ve como su aparente seguridad queda quebrada cuando se vea inmersa en un triángulo amoroso con dos hombres. La película no tiene el impacto emocional de “Vidas pasadas”, y a veces peca de ingenua enarbolando la bandera de que el dinero no da la felicidad, pero sí que sigue siendo inteligente, madura y pertinente a la hora de construir personajes auténticos en diatribas interesantes sobre las relaciones de hoy en día, el papel del mercado capitalista y a lo que se puede aspirar hoy en un mundo de hiperconexión pero de honda soledad.
Una buena puesta en escena centrada en los personajes y cuidando sus diálogos, de manera afilada y directa, lo que permite que sea el mejor terreno para que los actores destaquen especialmente una Dakota Johnson que sabe aunar descaro y vulnerabilidad, dentro de una fachada de elegante y calculadora frialdad que le ha llevado a ver el amor como una bolsa de valores, para un personaje que no busca la empatía directamente con el espectador residiendo en ello su razón de ser siendo una ejecutora sin escrúpulos de cara a los demás pero un mar de dudas cuando tiene que hacer de “matchmaker” con ella misma precisamente por todo lo que ha tenido que tragar con las peticiones de unos clientes que se abren más a ella que con cualquier terapeuta diciendo lo que realmente quieren y esperan. Mención aparte unos convincentes Pedro Pascal y Chris Evans, alejados de grandes producciones y personajes sin alma que aquí resuelven con acierto lo que se espera de ellos aunque supeditados al personaje de una Lucy en pleno viaje en el que conocer cuáles son sus prioridades y lo que verdaderamente le importa. Un triángulo en cuya resolución está el hecho de sintonizar la vida que se elige con la vida que se quiere realmente.
Una apuesta mordaz, reveladora y sincera que va más allá de la fórmula romántica para mostrar un mundo en el que se valora más el pragmatismo de la estabilidad y seguridad financiera que la aspiración idealizada buscando encontrar su lugar en un mundo en definición y en el que se antepone la autoestima al amor; lo que se tiene a lo que se siente. Una chica que se debate entre el hombre que lo tiene todo desde el punto de vista algorítmico y que le garantiza la estabilidad económica frente a aquel por el que sigue sintiendo algo más puro aunque sin ese soporte materialista. Una decisión que marcará su futuro en un conflicto ya muy trillado en el cine en el que la chica tiene que debatirse, partiendo de dos chicos guapos, entre el rico o el pobre, el hombre de negocios triunfador o el camarero que todavía comparte piso. En una época en la que el amor está en crisis, y que se aborda con tanta superficialidad como condicionantes, resolviéndose todo citas por Apps, formularios, requisitos numéricos y encuentros fugaces y sin compromisos, Celine Song intenta reinventar, entre el idealismo y el cinismo, la comedia romántica aunque lo que haga es repetir sus cánones añadiéndole una ácida mirada al desencanto generacional en un intento de lucha del amor como sentimiento a la hora de imponerse al mercantilismo que ha terminado dominando nuestras vidas por completo.
Apoyándose en cierto tono de comedia ácida neoyorquina, heredera de Woody Allen o Noah Baumbach, “Materialistas” muestra un mundo interesado e utilitarista, en el que no hay tiempo que perder ante el paso inexorable del tiempo y que se quiere optimizar yendo a lo seguro, aunque en algunas ocasiones el amor no se resigne a quedar fuera de la ecuación y se rebele ante aquellos que todavía no se cierren a escucharlo. Cine reposado y cálido en su planteamiento formal que no necesita de grandes giros para, transitando un terreno conocido, no ser demasiado previsible y que vuelve a apoyarse en el sonido y en la música para crear una atmósfera característica que sin llegar a la profundidad de “Vidas pasadas” logra construir en esta ocasión otra audaz, certera e interesante radiografía de las relaciones humanas de nuestro tiempo y de todos los condicionantes que las rodean y que entre todos hemos potenciado fruto de la exigencia, la banalidad y la falta de sacrificio. Si Celine Song habló del destino y de la espiritualidad del amor en su anterior trabajo, en “Materialistas” lo confronta al modo de vida urbanita y vertiginoso en el que optimizar tiempo y recursos en busca de la relación que encaje en los cánones establecidos aunque, por mucho que se quiera, cuando el amor irrumpe de veras, este llame a la puerta a través de una conexión entre dos personas imposible de cuantificar lo que hace que a la cinta le inunde una permanente sensación de esperanza pero también de amargura.
Conviene saber: Shabier Kirchner repite como director de fotografía en la segunda película dirigida y escrita por Celine Song.
La crítica le da un SIETE


(5 votos, media: 3,60 de 5)









