Cannes 2018: El top 10 de lo visto en el Festival

Cannes 2018: El top 10 de lo visto en el Festival

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Querido Teo:

El Festival de Cannes 2018 venía marcado por la polémica con Netflix y su ausencia en el certamen (algo que ha provocado que durante la vorágine festivalera no se haya hablado nada del tema ya amortizado al menos por este año) y el intento de rebajar el número de directores abonados a venir casi por decreto a Cannes con cada película que alumbraban. Eso ha terminado conformando una selección competitiva de nivel muy alto (que no brillante) pero en el que todo lo que se ha visto (salvo la experimental y desquiciante película de Godard) ha merecido estar en una igualada liza de cara a la Palma de Oro. No hemos encontrado la obra maestra arrebatadora que vaya a marcar la temporada pero sí un buen conjunto de películas del mundo que, a buen seguro un buen número de ellas, van a marcar la próxima carrera al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. De momento, y antes de conocer el palmarés, este es nuestro top 10 de las mejores películas a nuestro juicio de Cannes 2018.

Menciones especiales: “La ceniza es el blanco más puro” (Sección oficial), “Lo que esconde Silver Lake” (Sección oficial), “Asako I & II” (Sección oficial), “El ángel” (Una cierta mirada), “Les chatouilles” (Una cierta mirada), “Mirai, mi hermana pequeña” (Quincena de Realizadores), “Whitney” (Proyecciones especiales).

10º “Border” de Ali Abbasi

Una cierta mirada. Una historia de atracción animal (nunca mejor dicho) que quiere ir a asaltar la banca con sumo riesgo con crítica a la sociedad humana como especie dominante, justicia vengativa y ecologista indefendible, mensaje transgénero con algunos momentos que generan risa involuntaria, y con una premisa científica y paranormal que lleva a la película a terrenos paródicos y algo burdos con algunos actores que han tenido que trabajar bajo el aspecto de esos seres que de ser humanos con alguna malformación pasan a ser considerados meros trolls. Aun así, la película se ve con agrado por la destacada originalidad de una propuesta que, aunque parecería encontrar más su hueco en un festival puramente de género fantástico, es una de las cintas que más poso ha dejado por la fuerza de sus imágenes y por ser su carácter único y genuino. Toda una sorpresa inclasificable pero muy potente en la creación de su universo y en el viaje emocional de la protagonisa rezumando carácter, sexualidad animal y liberación.

9º “Girl” de Lukas Dhont

Una cierta mirada. Trata con respeto, dolor, obsesión, drama y compasión el proceso de cambio de una adolescente de 15 años que nació en el cuerpo de un niño siendo ese viaje plasmado de manera primorosa por el joven actor Victor Polster. Todo ello con la tortuosidad épica del ballet que le lleva a los terrenos tortuosos y enfermizos de “Cisne negro” de una manera mucho más cotidiana que aquella, a la par que impactante y real, tanto para ella como para su familia. Una sorpresa que por su temática y resolución, reflejando de manera muy auténtica el drama de estar en un cuerpo que no sientes como el tuyo y todo el trauma y viaje que genera, es una de las cintas más destacadas de esta edición por su sobriedad, valentía y dureza, teniendo además el mérito de que es una ópera prima de un director belga de tan solo 26 años.

8º “Tres caras” de Jafar Panahi

Sección oficial. Una especie de ficción documental que se encuentra a medio camino de ambos términos al volver a interpretarse Panahi a sí mismo, al igual que la actriz Behnaz Jafari que en la película recibe el video de una aspirante actriz que coartada por la presión de su familia para evitar que sea una mujer artista toma la decisión de suicidarse. En ese momento, Jafari pide ayuda al propio Panahi para investigar el asunto y llevar a cabo un recorrido por las interioridades y montañas del Irán rural en la cercana frontera con Turquía siendo conscientes, con un ritmo a fuego lento, pero presentado de una manera tan ilustrativa como amena y caústica, el reflejo de una sociedad incapaz de avanzar al ritmo que debiera en lo referente a libertades anclándose en la tradición, los prejuicios y el clasismo. Una aventura que adopta aroma detectivesco combinando ternura y humor con indignación y denuncia, siempre de una manera sutil y con un Panahi, que a pesar de la situación que vive, vuelve a demostrar en su cine su gran sentido común, objetividad y bonhomía sin tirar de mensajes dogmáticos o furibundos permitiéndose jugar más que nunca con la ficción y con la sombra de los paisajes y personajes de un Kiarostami al que indirectamente también rinde tributo.

7º “Infiltrado en el KKKlan” de Spike Lee

Sección oficial. “Infiltrado en el KKKlan” es el renacer de Spike Lee después de años de una carrera marcada por su ostracismo en la industria (donde otros directores negros le han ido tomando la delantera a nivel de notoriedad y premios) y por cruces de declaraciones con gente como Clint Eastwood y Quentin Tarantino. Con su nuevo trabajo, que cuenta además con la producción del hombre de moda Jordan Peele, puede conseguir uno de los mayores éxitos populares de su filmografía en la adaptación del libro escrito por Ron Stallworth contando su investigación como agente de policía negro de Colorado que desafió al Ku Klux Klan a lo “Cyrano de Bergerac” ya que, mientras el que estaba infiltrado de manera física era un compañero blanco, él dirigía la operación a través del teléfono (impagables escenas repitiendo con sorna la frase supremacista “Make America great again”) estando en contacto directo con miembros destacados de la organización, siempre presente en la sociedad USA de alguna u otra manera aunque pudiera parecer un movimiento del pasado oscuro y propio de finales del XIX y primeros del siglo XX. La cinta lo tiene todo. Policiaco, buddy movie, thriller y denuncia social con Spike Lee rodando vigorosamente y en su salsa funcionando todo a un ritmo trepidante y sin miramientos en la trama de un agente infiltrado en el Ku Kux Klan en lo que termina siendo un golpe desde dentro de una manera entretenidísima con aire “blaxpoitation” que se plasma en todas las escenas musicales (atención a ese club en el que se lleva a cabo la celebración racial como si fuera una misa de domingo en Harlem) y de acción (la secuencia final) que tiene la película. Un montaje frenético, un ritmo que no decae y un reparto a favor de obra. La propuesta más enérgica y vitamínica de todo Cannes.

6º “Leto” de Kirill Serebrennikov

Sección oficial. Un tan vivo y energico como deliciosamente deslavazado musical underground sobre la plomiza Rusia de los 80. El director propone una forma arriesgada, e incluso videoclipera en alguno de los números, como tremendamente efectiva e inmersiva sobre su blanco y negro nostálgico en una cinta que bebe de otras que fusionaron imagen, música y contexto social como el caso de “24 hour party people”, “Across the universe” y “Eden”. “Leto” está ambientada en el Leningrado de 1981, cuando la escena de rock empezó a florecer, influenciada por el rock de bandas como Led Zeppelin y David Bowie, y lo que nos ha sorprendido es que es imaginativa, e incluso surrealista e iconoclasta, siendo en verdad un reflejo de una época centrado en algunas jóvenes figuras que irrumpieron en el panorama musical rockero en el país, como el caso de Viktor Tsoi, todo un tótem en Rusia. Ese caos casi circense lleva a la película a fases de irregularidad y de una genialidad que aparece intermitentemente, así como el estar más preocupada la cinta en reflejar una época más que apostar por el desarrollo de los personajes que acaban siendo meras piezas de un momento vital y musical de un país, pero garantiza un rato disfrutable para cualquier aficionado al arte (sea cine o música) como manifestación artística.

5º “Vivir deprisa, amar despacio” de Christophe Honoré

Sección oficial. Un drama gay sobrio, naturista y orgánico que se aleja del exceso agónico en el que derivaba “120 pulsaciones por minuto” y también del aspecto más elitista y bienintencionadamente culto de “Call me by your name”, por decir los dos ejemplos más recientes de la pujante corriente de cine con temática LGTB. La cinta parte de dos personajes que se encuentran y que son presentados tras bien ocultar su sexualidad o ya venir de una vida romántica baqueteada. Por un lado está Jacques, un treintañero que es un escrito parisino y que vive relaciones intermitentes y furtivas teniendo como asideros emocionales a su hijo, una ex pareja enferma de sida y un vecino cincuentón que es su principal consejero emocional. Por otro lado, está Arthur un joven de 22 años de la Bretaña francesa director de un campamento y que sale de una relación fallida con una chica tras reconocer abiertamente su verdadera condición. Sus historias destinadas a encontrarse, bajo la poética atmósfera casual de una sala de cine, vertebran un trabajo de suma sutilidad en lo que cuenta, ambientándose en la Francia de los primeros 90, desarrollándose de una manera muy literaria que habla muy bien de la habilidad como narrador de Honoré y, sobre todo, de cómo ha captado la naturalidad y emoción en la relación amorosa de sus protagonistas en una atracción que se respira desde los poros excitada ante lo clandestino de la misma, conviviendo con el deseo, la inestabilidad amorosa fruto de la distancia, tanto cultural, física y de edad, y la enfermedad. Dos personajes que se autocomplementan y se necesitan en un momento crucial de sus vidas y cuyo oxígeno es más respirable cuando están cerca el uno del otro por muy efímero o no que sea el flechazo que insufla de energía a esa relación. Sutilidad a la hora de encarar el fuego de una relación y un reflejo de una época y una sociedad como fue la Francia de los primeros 90 con sus referencias culturetas pero también puramente de un país que tiene el arte como principal bastión a defender y del que enarbolar bandera.

4º “Cold war” de Pawel Pawlikowski

Sección oficial. Cannes ha querido hacerse con el nuevo trabajo del director polaco en un viaje nostálgico y romántico a través de varias décadas de una pareja formada por un pianista encargado de seleccionar talentos para difundir la música popular del país y una incipiente cantante que se conocen en una audición para el conservatorio. Las diatribas de la vida y la época que les ha tocado vivir les llevará a una serie de encuentros y desencuentros en su relación que les lleva por Varsovia, Zagreb, Berlín y París desde finales de los 40 hasta bien entrados los 60. Una cinta en la que el stalinismo y ese enfrentamiento (bien sea directo o latente) entre capitalismo y comunismo les lleva a vivir un amor siempre condenado a no materializarse realmente como testigo de esas personas que condicionados por las circunstancias no pudieron llevar la vida en común que hubieran querido con un amor idealizado y necesario, pero también condenado y truncado de cualquier esperanza de futuro. Una cinta que toca el cine negro, apoyado además en una brillante fotografía en blanco y negro que da tanto luminosidad como valor pictórico a la cinta siendo fiel heredera en ese aspecto de “Ida”, y también el musical siendo ésto un aspecto integrador en la historia (es un continúo y cuidado disfrute sonoro) y aprovechando el contexto de esos años, que van desde la sensualidad del jazz, el arraigo de la música popular y la irrupción de las nuevas músicas, y el talento de una actriz como Joanna Kulig que deja una escena final demoledora y profundamente melancólica como colofón a un viaje físico y psicológico de gran calidad interpretativa que deja frases y miradas para la Historia.

3º “Cafarnaúm” de Nadine Labaki

Sección oficial. El nuevo trabajo como directora de Nadine Labaki (“Caramel”, “¿Y ahora adónde vamos”?) ha pulverizado la recta final del certamen por el desparpajo que tiene a la hora de narrar la odisea de un niño de 12 años en un pequeño pueblo de El Líbano que se rebela contra sus padres imponiendo una demanda judicial en su contra, hastiado de vivir con ellos y de su doble moral a la hora de cuidar a sus hijos, no importándoles traer descendientes al mundo de esa manera, iniciándose un proceso que parte de una premisa tan rocambolesca como sugerente pero que sirve para tratar temas como la irresponsabilidad paterna y la falta de oportunidades para unos críos desamparados y condenados a su suerte entroncándola en cierta manera con “Nader y Simin, una separación” o “Gett: El divorcio de Viviane Amsalem”. Precisamente, el núcleo emocional de la película, y eso ya la lleva a los terrenos de “Slumdog millionaire” o “Lion”, es la particular alianza que termina teniendo con un “medio hermano” que le aparece en el camino cuando conoce a una madre soltera etíope y del que tendrá que hacerse cargo por las mugrientas calles del país. La película puede en algún momento pasarse de alardear y dar vistosidad a la pobreza, y darle incluso un toque luminoso, picaresco y humorístico, pero eso sin duda lo que hará es convertirla en un plato mucho más accesible y exportable para el resto del mundo en una cinta con secuencias muy poderosas, trascendencia en su mensaje y un gran trabajo de dirección de actores ya que Labaki, no sólo ha dado forma y consistencia a una película que llega al espectador con fuerza emocional pero nunca pretendiendo manipularle de manera demasiado evidente ayudada también por la música y la puesta en escena que le da un aire muy hollywoodiense sin renunciar a la cuota de autor, sino también en saber dirigir y captar las reacciones de sus jóvenes actores tirando de intuición y naturalidad genuina en un proceso muy orgánico que lleva a que la película sea lo que es gracias al trabajo de los dos niños (uno de ellos un bebé de apenas un año que es todo expresividad y naturalidad) que asumen la vida que se les presenta con obligada madurez ante su adversidad.

2º “Burning” de Lee Chang-dong

Sección oficial. Una adaptación de un relato corto del eterno candidato a Nobel Haruki Murakami que reinventa su texto literario para sorprender al espectador y dejarlo atrapado en la butaca durante dos horas y media en lo que podría ser una apuesta más dentro de su género, a pesar de tocar varios, pero “Burning” es mucho más de lo que podría parecer. Lo que empieza como un tierno inicio romántico (con un reencuentro de dos jóvenes que no se veían desde niños siendo vecinos en esa época), sufriendo ella el desamor ya desde esa tierna edad al haber estado siempre prendada de él pero rechazada por éste, y se presenta como la gran oportunidad de vivir una gran historia de amor que le haga a ella sentir lo que siempre ha querido junto a la persona que siempre ha amado, y por parte de él de salir de su anodina y solitaria vida gris en la granja familiar, termina complicándose con la aparición de una tercera persona que lleva a la película a los terrenos del cine negro y del thriller de desapariciones, con crítica también al capitalismo furibundo y caprichoso que es capaz de todo por salir victorioso, con la carta ganadora bajo su manga, y que lleva a comparar a uno de los personajes con el mito de un Gatsby del que se crítica que hay muchos surcoreanos que entran en esa definición, jugando con la sugerencia, lo que se intuye, el mito del falso culpable y la venganza como última salida (tan injustificable como necesaria) para que emerja a la superficie el dolor profundo, uno que hiela la sangre, te revuelve el cuerpo hasta hacerte vomitar e impregna toda la segunda mitad del relato del pesar por todo lo que una vida (y varias) pueden cambiar de manera brusca. La atmósfera que consigue el relato, entre el clasicismo y la modernidad con una puesta en escena magistral, y una música que es sinuosa y acertada compañera de lo que se cuenta a lo largo de esos paisajes agrestes que el protagonista recorre, bien corriendo a pie o bien a bordo de su destartalada furgoneta siempre con la amenaza del fuego como algo que sobrevuela, convierten a la cinta en una de las sorpresas de esta edición dejando al espectador pegado a la butaca y absorto en la pantalla en una cinta que se cocina a fuego lento y de manera reposada pero sin llegar nunca a convertirse en plomiza, sino en mucho más adictiva e intensa de lo que su aureola autoral y oriental podría prometer. Una joya que ha convertido un relato en puro cine en el que todo encaja a la perfección.

1º “Lazzaro feliz” de Alice Rohrwacher

Sección oficial. Un homenaje a la Italia rural, engañada y neorrealista con mensaje sobre la corrupción interesada que se aprovecha del más inocente y que homenajea a Antonioni, De Sica, Fellini o Buñuel. Si se entra en su fábula se disfruta mucho y ese viaje se emprende de la mano de Lazzaro, un inocentón campesino en un pueblo en un lugar indeterminado llamado Inviolata, alejado del mundo y a merced de los poderosos y crápulas debido a la ignorancia de los suyos que trabajan a destajo casi como si fueran hamsters en una rueda alejados del mundanal ruido de la gran y deshumanizada urbe. Precisamente, Lazzaro es “el chico para todo”, siempre trabajador, noble y sin negarse a nada, que basa su felicidad del título en ser útil a los demás, haciéndose amigo de Tancredi, el hijo adolescente de la Marquesa Alfonsina de Luna, controladora del lugar junto al cacique del pueblo, que fingirá con la ayuda de Lazzaro su propio secuestro. La cinta tiene una primera hora con claro sabor rústico que nos lleva al cine neorrealista italiano de los 50 y 60, como el de los Taviani, para luego derivar en un punto de inflexión con obligado e inesperado salto en el tiempo, denunciando los sistemas de explotación tanto los de ahora como los de antaño, que la lleva a ser una fábula con un valiente mensaje sobre nuestra era y que, al final, radica en que lo fundamental es la nobleza y la solidaridad entre unos y otros, así como las familias que construimos a nuestro alrededor aunque entre sus miembros no haya lazos de sangre, siendo el protagonista el anclaje de las desventuras, preocupaciones y caídas en desgracia de cada uno de ellos y también el exponente de ese modo de vida de otra época que se resiste al cambio. Y es que por mucho que todo cambie la Historia es cíclica y la explotación en forma de esclavitud encubierta, con los poderosos aprovechándose de los débiles, continúa aunque sea de diversa forma y nombre generación tras generación destrozando la inocencia de la buena gente, sustentándose esa misma en la capacidad de no morir y poder resurgir siempre de las cenizas por muy mal que el mundo nos lo haga pasar.

Predicción Palmarés Cannes 2018

Palma de Oro a la mejor película: “Cafarnaúm” de Nadine Labaki
Gran Premio del Jurado: “Lazzaro feliz” de Alice Rohrwacher
Premio del Jurado: “Tres caras” de Jafar Panahi
Director: Spike Lee (Infiltrado en el KKKlan)
Actor: Marcello Fonte (Dogman)
Actriz: Joanna Kulig (Cold war)
Guión: Lee Chang-dong y Jungmi Oh (Burning)

Nacho Gonzalo

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