Conexión Oscar 2026: “Wicked: Parte II”, entre la expectativa, el prejuicio y su condición de secuela musical
Querido Teo:
El año pasado "Wicked" se convirtió en todo un fenómeno que sorprendió a propios y extraños. No sólo por venir de una compleja y alargada preproducción sino por ser ese tipo de proyecto, como en la mayoría de adaptaciones de Broadway, que pueden descarrilar en su traslación cinematográfica por mucho que hayan tenido éxito en las salas. La película de Jon M. Chu superó todo eso con 758,7 millones a nivel mundial (474,9 fueron procedentes de USA), 10 nominaciones al Oscar (ganando diseño de producción y vestuario), propiciando uno de los grandes momentos de las galas recientes en la apertura de la misma, y asentar la iconografía de la relación entre Elphaba y Glinda, una historia de amistad que da dignidad a los marginados y cuya historia es una precuela del universo de Oz. Ahora bien, ¿se repetirá el éxito con la secuela? ¿Qué podemos de esperar de ella en los Oscar 2026?
“Wicked: Parte II” se rodó al mismo tiempo que la primera siendo una estrategia meramente industrial la de dividirlas en dos películas. Eso ya ha provocado más de un comentario crítico, por lo general ha encontrado menos apoyo que la primera, diciendo que esta película viene condenada por el hecho de alargar innecesariamente el segundo acto del musical para así justificar una cinta que llega a los 138 minutos. A pesar de todo, la taquilla ha hablado marcándose un estreno de 150 millones de dólares que le hace ser el mejor debut para una adaptación de Broadway superando los 112,5 del estreno de su predecesora
En algunos ámbitos se respira cierta inquina hacia una película a la que más de uno tenía intención, de partida, de querer tirar del pedestal pero, por ello, no conviene ni demonizarla ni enterrarla de cara a la temporada de premios. Sin ser unas críticas tan unánimes como la anterior pocos discuten el gran trabajo de Cynthia Erivo y Ariana Grande, así como la química que destilan, eclosionando en un torrente emocional en su parte final, que gana en complejidad, profundidad y éxtasis ya sólo contando cuando se interpreta uno de los temas emblemáticos de toda la obra, For Good.
Es especialmente la segunda (una Ariana Grande que siendo claramente coprotagonista volverá a competir en la carrera de premios en la categoría de reparto) la que se ha llevado todos los parabienes que llevan a pensar que podría dar guerra de cara al Oscar que el año pasado no pudo conseguir ante el arrase de Zoe Saldaña (“Emilia Pérez”).
Aunque este año parece que parte nuevamente en la posición de alternativa y no de favorita (frente a la Perfidia de Teyana Taylor en “Una batalla tras otra”) no nos es ajeno pensar en un escenario en el que el Globo de Oro, el Critics’Choice o el Gremio de Actores (SAG) pudiera dar una gran emoción a la categoría si alguno de esos galardones recae en la cantante y actriz de 32 años.
Además del trabajo de ambas (Cynthia Erivo también podría repetir la candidatura de mejor actriz protagonista aunque con más competencia a la hora de poder entrar en el quinteto) la cinta vuelve a brillar en el aspecto técnico y artístico donde, al menos, el film pretende revalidar los premios que ganó el año pasado (diseño de producción y vestuario) siendo en este momento “Frankenstein” su mayor rival.
Eso sí, a pesar de que incluso “Wicked: Parte II” puede estar en una categoría en la que no estuvo el año pasado (la de canción al sí presentar en esta ocasión temas originales), el hecho de que sea una secuela no suele ser la mejor baza al ya perder el efecto sorpresa y verse obligada a ojos de muchos, al menos, a mantener el nivel de la anterior.
Con 10 nominadas a mejor película, y el presumible éxito en taquilla estas Navidades, ya decimos que dejarla fuera de la categoría es una apuesta que se antoja algo precipitada e irreal ya que, por mucho que algunos hayan querido subrayar los aspectos negativos, las críticas han sido de todo menos malas.
Hasta la fecha sólo dos películas "El padrino II" (1974) y “El señor de los anillos: El retorno del rey" (2003) han ganado el Oscar siendo una secuela. En 97 años de historia ha habido un grupo muy reducido de nominadas a mejor película considerando la Academia, por regla general, que la continuación de una cinta anterior cumple la máxima de “segunda partes nunca fueron buenas”. Aun así las que lo han logrado son “Las campanas de Santa María” (1945), “El padrino III” (1990), “El señor de los anillos: Las dos torres” (2002), “Toy Story 3” (2010), “Mad Max: Furia en la carretera” (2015), “Avatar: El sentido del agua” (2022), “Top Gun: Maverick” (2022) y “Dune. Parte 2” (2024). Lo que antes era una anomalía ahora se ha convertido en algo no tan extraño en el siglo XXI.
Por tanto tenemos 10 nominadas y sólo dos ganadoras aunque algunos puristas meterían también en el listado a “Black Panther” (por pertenecer a la franquicia Marvel), “El silencio de los corderos” (sus hechos ocurren después de la previa “Manhunter”) o “Cartas desde Iwo Jima” (toma la acción en paralelo de “Banderas de nuestros padres”) pero al no existir entre las mismas conexiones previas, o no ser concebidas como tal, consideramos, a nuestro juicio, que no hay que incluirlas en el listado anterior.
Si ya es difícil que una secuela consiga la nominación al Oscar (sobre todo porque la “secuelitis” sólo suele funcionar en casos muy concretos) lo es más todavía que un intérprete consiga dos nominaciones por el mismo personaje. Algo que es muy habitual en los Emmy (por las características del mundo seriéfilo al sucederse las temporadas) pero que en cine prácticamente es algo digno de aurora boreal. Todo un reto por tanto para Cynthia Erivo y Ariana Grande, más pudiendo ser de manera consecutiva.
Hasta la fecha sólo seis intérpretes han sido nominados dos veces por el mismo papel. El primero fue Bing Crosby que ganó el Oscar por “Siguiendo mi camino” (1944) para volver a ser nominado al año siguiente por “Las campanas de Santa María” (1945). En ambas daba vida al padre Chuck O’Malley, que se convirtió en un ejemplo de nobleza y dignidad en el cine de la época.
Dentro del drama histórico hay que destacar a Peter O’Toole que en la década de los sesenta interpretó al rey Enrique II en dos ocasiones y por ambas fue candidato. Ocurrió por “Becket” (1964) y por “El león en invierno” (1968) pero ninguna de ellas fraguó en el eunuco dorado tal y como le ocurrió siempre a un intérprete que es uno de los derrotados históricos de los Oscar con 8 nominaciones sin premio. La Academia tuvo a bien reparar en parte la afrenta con el Oscar honorífico en 2003.
Una década más tarde Al Pacino también se sumó a la gesta aunque tampoco materializó el premio por ninguno de sus dos trabajos aunque el Oscar sí que bendijera a alguno de sus compañeros de reparto. Michael Corleone es uno de los grandes personajes del cine del siglo XX y contribuyó a asentar el estatus de un actor que sigue viviendo de lo legendario de su nombre. Por “El padrino” (1972) fue candidato como mejor actor de reparto (Marlon Brando se lo llevó en el apartado principal) mientras que por “El padrino II” sí que fue nominado como protagonista (ganando Robert De Niro como actor de reparto). Los caprichos de los Oscar hicieron Vito Corleone ganara en dos ocasiones a su hijo Michael.
Paul Newman ganó el Oscar como actor protagonista por “El color del dinero” (1986), tributo que le brindaba Martin Scorsese rescatando la aureola del Eddie Felson que el actor interpretó en el momento más pujante de su magnético atractivo en “El buscavidas” (1961) de Robert Rossen. El viaje de un joven arrogante y amoral que con los años, tras dejar el mundo del billar y centrarse en el de los licores, cedía el testigo para ejercer de tutor de una nueva promesa del juego. Un Tom Cruise que veremos si, al igual que Newman, también gana un Oscar competitivo después de serle concedido el honorífico.
Cate Blanchett es, hasta ahora, la única mujer que ha sido capaz de lograr esa doble nominación. Fue por su regia y enigmática monarca de “Elizabeth” (1998) y “Elizabeth: La edad de oro” (2007). Shekhar Kapur estuvo al frente de ambas cintas en la que también veíamos la evolución de una actriz que, si a finales de los noventa era de las jóvenes promesas del momento, casi una década después constataba su nivel de magisterio en el cine actual.
39 años tuvieron que pasaron para que Sylvester Stallone pudiera unirse a esta lista. De “Rocky” (1976) a “Creed” (2015), el viaje de una película paradigmática sobre la superación personal y que, en su segunda nominación, tuvo mucho de tributo a una leyenda más querida por el público que por los premios. Aunque la narrativa era muy potente (Stallone ganó el Globo de Oro y el Critics’Choice) el hecho de que no fuera candidato ni en el Gremio de Actores ni en el Bafta fue señal de que (como así fue) el Oscar no iba a ser para él.
Además de todo lo comentado “Wicked: Parte II” se enfrenta a otra losa que no es otra que el hecho de representar al cine musical, lo cual parece ser una losa en la Academia del siglo XXI. Hasta ahora siguen siendo 10 películas ganadoras (el último musical en triunfar fue “Chicago” en 2003) cayendo en saco roto el hecho de que llegaran más a o menos fuertes a la gran noche del cine cintas como “Los miserables” (2012), “La la land” (2016) o “Emilia Pérez” (2024). No parece que “Wicked: Parte II” vaya a romper esa racha.
Con el aval del público estando a buen seguro de su lado, veremos si “Wicked: Parte II” logra ir más allá de lo que logró su predecesora en materia de premios. No se sabe si para superar el número de nominaciones de la anterior o si para poder convertirse en una tercera vía frente a las dos favoritas (algo que se antoja bastante improbable) pero sí, quien sabe, para dar guerra en los apartados interpretativos más allá de sus consabidas posibilidades en los apartados artísticos.
Tanto Cynthia Erivo (para repetir la nominación) y Ariana Grande (para pelear por la estatuilla) podrían ser reconocidas por haber salido más que airosas de un regalo envenenado siguiendo el camino de baldosas amarillas de una leyenda iniciada por Idina Menzel y Kristin Chenoweth cuando se pusieron por primera vez los trajes de unos personajes que han creado su magia desde que la obra con música y letra de Stephen Schwartz se estrenara el 10 de junio de 2003 en el Curran Theatre de San Francisco. El estreno en Broadway llegaría el 8 de octubre de 2003 en el Gershwin Theatre de Nueva York y, aunque su debut no fue especialmente exitoso, el público la llevó en volandas hasta formar parte de la propia cultura popular USA. El resto es historia.
Nacho Gonzalo





























