"El hombre que vendió su piel"
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La web oficial.
El argumento: Sam Ali, un joven sensible e impulsivo de Siria, abandona su país poniendo rumbo hacia el Líbano huyendo de la guerra. Para poder viajar por Europa y vivir así con el amor de su vida, acepta tatuarse la espalda a manos de uno de los artistas contemporáneos más importantes que existen. Tras convertir su cuerpo en una prestigiosa obra de arte, Sam comprende poco a poco que su decisión implica todo lo contrario a lo que él deseaba en un principio: la libertad.
Conviene ver: “El hombre que vendió su piel” es una fábula que funciona como sátira del mundo del arte pero que en el fondo es una denuncia sobre la crisis de los refugiados y un alegato de la libertad sea de la forma que sea en un retrato sobre un entorno de conflictividad social y el papel de la cultura tanto como estímulo como marca de definición imposible de borrar ante la huella que deja, no sólo en la piel sino en el alma de quién la vive y la siente. Aunque algunos han acusado a esta película de tosca, irregular y demasiado intrascendente encierra un mensaje sobre el mundo materialista que nos rodea que confirma el talento de una Kaouther Ben Hania que nos sorprendió en la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes 2017 con la asfixiante e impactante “Beauty and the dogs”. La directora se inspira en una anécdota tras una exposición en el Louvre, en el que estaba expuesto un hombre con tatuajes, para ofrecer una sátira con mucho humor negro en una cinta compleja y arriesgada, tan confusa como ingeniosa en su planteamiento y forma, que habla del negocio del arte, el postureo elitista, el desarraigo y el mercantilismo que sorprende a pesar de lo deslavazado de su desarrollo quedando en esencia lo que se es capaz, hasta pasar por obra de arte con todo lo que ello conlleva, para poder escapar de la realidad del drama de los refugiados.
Conviene saber: Nominación al Oscar 2021 a la mejor película internacional.
La crítica le da un SEIS
