"Nuestra vida en la Borgoña"

La web oficial.

El argumento: Jean dejó a su familia y a su Borgoña natal hace diez años. Al enterarse de la inminente muerte de su padre, regresa a la tierra de su infancia. Él se reencuentra con su hermana, Juliette, y con su hermano, Jérémie. Su padre murió justo antes del inicio de la cosecha. En el espacio de un año, al compás de las cuatro estaciones, los tres jóvenes se recuperarán y reinventarán su fraternidad, floreciendo y madurando junto con el vino que producen.

Conviene ver: “Nuestra vida en la Borgoña” es una dramedia familiar con tono bienintencionado en la que se adentra, como hiciera “Entre copas”, en la fascinación que provoca el vino a través de la historia de estos hermanos que se reencuentran y reconectan con sus vidas volviendo a la casa familiar en época de siembra y cosecha de las viñas en la que el reproche y el recelo flota en el ambiente entre los hermanos abnegados que se sacrificaron y que se quedaron y los que rompieron con su pasado para ver mundo e iniciar una vida con el fin de que fuera más triunfadora aunque, muchas veces, no tan ilusionante como uno se esperaba. Se apoya mucho en la belleza de los paisajes y en las interacciones de unos personajes no demasiado bien dibujadas, sobre todo por los pocos trazos con los que se definen a los personajes femeninos y reiterativa en algunos casos en lo referente al mensaje de salirse de los cauces previstos y de una sociedad agobiante en favor del disfrute de los pequeños placeres. Un reencuentro familiar que es también un ajuste de cuentas con el pasado y que es algo de lo que el cine y la literatura siguen nutriéndose aunque en películas como ésta la fórmula suene a repetida a pesar de que cumple en lo que pretende y en una ejecución poco arriesgada pero efectiva.

Conviene saber: Nuevo trabajo de Cédric Klapisch, director de la trilogía generacional iniciada por “Una casa de locos” (2002), así como de “Como en las mejores familias” (1996) y “Ni a favor ni en contra (sino todo lo contrario)” (2004)

La crítica le da un SEIS