"El consentimiento"

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El argumento: París, 1985. Vanessa tiene trece años cuando conoce a Gabriel Matzneff, un hombre muy inteligente y manipulador. El reconocido escritor de cincuenta años seduce a la joven. La adolescente se convierte en la amante y musa de un hombre celebrado por el mundo cultural y político. Perdiéndose en la relación, gradualmente comienza a darse cuenta de cuán destructiva y anormal es la situación, hasta que finalmente ve a Gabriel Matzneff como el depredador que realmente es. Vanessa ahora tiene un largo viaje para liberarse de su influencia y sanar de su sufrimiento.

Conviene ver: “El consentimiento” se centra en el ejercicio de seducción y manipulación de un famoso escritor cincuentón hacia una niña de 13 años desde que se conocieron en 1985. Algo que se contó en los propios libros del autor, convirtiéndola en personaje de ficción, que no impidió que fuera por ello reconocido, y que, a pesar de no ser oculto, no se tomó conciencia de ello hasta la publicación por la propia Vanessa Springora del libro homónimo en 2020 en el que narra esa relación. Un ejercicio de denuncia y liberación con el fin de adoptar un cariz universal para fomentar que la vergüenza, el silencio y el miedo queden atrás. Un ejercicio de pedofilia y abuso de poder bañado de amor malentendido aprovechándose de una personalidad voluble e inocente, tristemente más común de lo que debiera y que aquí presenta con desgarro pero también con determinación tras la obnubilada fascinación que será el paso previo a que la realidad poco a poco vaya tomando su cariz frente a los ojos de la joven confundida en sus sentimientos influenciada por la admiración y el poder que ostenta el escritor, aprovechándose éste de ello, acuciada por la complicidad silente de un mundo adulto que no estuvo allí para protegerla ante la connivencia de toda la élite cultural y política. Una sociedad que protegía a auténticos depredadores parapetados en su fama y talento para transgredir unos límites que no han sido expuestos con claridad, contundencia y vehemencia hasta la llegada del #MeToo. Todo en una propuesta que no adopta grises, dejando claro quién es la víctima y quien el crápula, pero quizás esa falta de matización resta cierta fuerza a una cinta que se explaya en la impotencia y soledad de la joven que por un lado es viciado objeto de deseo y por otro ninguneada u obviada por su propia madre y amigos así como por el círculo del escritor. Una cinta dolorosa y perturbadora que pone el espejo frente a una sociedad que contribuyó a estas prácticas mirando a otro lado y que ahora, al menos, intenta asentar las bases de igualdad y consentimiento que debe nutrir toda relación. Cintas como ésta son reflejo de una época y también ejercicios de denuncia y claridad a la hora de poner los límites y no dar pasos atrás pero destacan más su importancia por su tema que por su ejecución en película no renunciando la directora Vanessa Filho a la crudeza con el fin de no traicionar el coraje de la historia que adapta ni a la lucha del día a día en contra del abuso sexual que se ha podido ver recientemente en cintas como “How to have sex”, “The royal hotel” o “HLM pussy” desmontando las telarañas del pasado y poniendo en valor el consentimiento (frente a la situación de poder, el efecto del alcohol o la presión social) para tener claro el camino que debe regir la sociedad de hoy en día.

Conviene saber: Nominada en los César 2024 en las categorías de actriz revelación y guión adaptado.

La crítica le da un SEIS