In Memoriam: Jaime de Armiñán, autor libre de etiquetas tan imprescindible como infravalorado y transgresor

In Memoriam: Jaime de Armiñán, autor libre de etiquetas tan imprescindible como infravalorado y transgresor

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Querido primo Teo:

A la edad de 97 años ha fallecido el cineasta Jaime de Armiñán. La noticia la ha adelantado la Sociedad General de Autores (SGAE), de la que era consejero de honor, en un comunicado. En el 2014 la Academia española de cine le concedió el Goya de Honor en reconocimiento a una carrera desarrollada en la pequeña y gran pantalla así como en el campo de las letras. Jaime de Armiñán se inició como director en la televisión, encargándose de la realización de programas de ficción de TVE, y en el cine logró la entidad gracias a “Mi querida señorita” (1972), en la que en la España de la etapa final del franquismo se habló de la transexualidad y desde la comercialidad.

Por la mencionada cinta, protagonizada por José Luis López Vázquez, fue nominado al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, algo que también consiguió con “El nido” (1980). Otro de los mayores éxitos de su carrera lo cosechó con la miniserie “Juncal” (1989), cúspide de una larga y multifacética trayectoria con más de 650 trabajos en el que, además de lo audiovisual, existen infinidad de artículos, novelas, piezas para teatro y guiones.

Jaime de Armiñán nació en Madrid en el año 1927, en un ámbito privilegiado, su padre, Luis de Armiñán Odriozola fue periodista y llegó a ser Gobernador Civil, su abuelo fue el dramaturgo Federico Oliver, casado con la actriz Carmen Cobeña, y su madre fue la también actriz Carmita Oliver. Se licenció en Derecho pero la abogacía no era lo suyo ya que no tardó demasiado en conseguir trabajo como articulista antes de destacarse como dramaturgo, con “Eva sin manzana”, “Sinfonía acabada” y “Nuestro fantasma”.

Paralelamente entró en TVE donde logró posicionarse como uno de los principales directores de ficción de la cadena. Fue responsable de la serie “Galería de esposas” (1960), “Mujeres solas” (1961), “Chicas en la ciudad” (1961-1962), “Las doce caras de Juan” (1967-1968) y escribió junto a Narciso Ibáñez Serrador la multigalardonada a nivel internacional “Historias de la frivolidad” (1967). 

Jaime de Armiñán fue también colaborador de José María Forqué, con quien escribió “La becerrada” (1963) y “Yo he visto a la muerte” (1967). En el cine debutó como director en “Carola de día, Carola de noche” (1969), una obra consagrada al lucimiento del gran ídolo Marisol que era un título rompedor porque abría paso a su etapa como adulta. La transición de niña a mujer de Marisol no fue bien recibida, ni por la crítica ni por el público, y el director atribuyó el fracaso de la película a su productor, Manuel Goyanes, que destrozó el guión a su antojo.

Jaime de Armiñán logró sobresalir en el cine español con “Mi querida señorita” (1972), un historia compleja sobre una mujer de mediana edad, solterona y de pueblo, que descubre su identidad de género. La película, escrita en colaboración con José Luis Borau, necesitó seis versiones para conseguir pasar el corte de la censura y supuso un desafío para su protagonista, José Luis López Vázquez. El actor, una de las mayores estrellas del cine español gracias a las comedias más comerciales, estaba realmente inseguro con este proyecto y a última hora llegó a arrepentirse. Sentía que nadie se lo iba a creer durante la etapa en la que el personaje iría vestido como una mujer.

El director le convenció para que se fuera a una cafetería caracterizado para ver si alguien se daba cuenta y tuvo razón, nadie le tomó como un hombre vestido de mujer sino como una señora complicadísima de ver. “Mi querida señorita” supuso un enorme éxito cuando se estrenó, en parte por el morbo de ver a López Vázquez vestido de mujer, pero era una propuesta que iba muchísimo más allá de la anécdota ya que hablaba de la identidad de género y la represión sexual.

Se convirtió en la película española más taquillera de ese año y en la más bendecida por la crítica. Además, logró la candidatura al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa y George Cukor se enamoró de la interpretación de José Luis López Vázquez, a quien reclutó para “Viajes con mi tía” considerándole el mejor actor del mundo. 

Nuevamente gozó del éxito con “El amor del capitán Brando” (1974), enmarcada en lo que se consideró la tercera vía del cine español, a camino entre la comercialidad y las propuestas autorales, y que está enfocado en mostrar la realidad social del país. El cineasta hablaba de un país que en silencio trataba de sanar las heridas causadas por la Guerra Civil y mostraba un romance a tres bandas entre una joven maestra de escuela, un adolescente y un republicano que regresa a su pueblo castellano tras varias décadas de exilio.

“El amor del capitán Brando” fue una de las películas españolas más taquilleras de los 70, en Madrid se mantuvo en cartel más de 44 semanas lo cual es una proeza y hoy en día imposible, fue premiada por la prensa alemana en el Festival de Berlín y en España fue reconocida por el Sindicato Nacional del Espectáculo y el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC). 

Fue la etapa dorada de Jaime de Armiñán, nuevamente rozó la excelencia con “Al servicio de la mujer española” (1978), en plena transición democrática y con ecos autobiográficos con los que el director quiso expulsar todos los demonios y frustraciones de su interior, muchos de ellos condicionados por el régimen político, y que en la película estaban plasmados en las historias que se convertían en protagonistas de un popular consultorio sentimental radiofónico.  

Con “El nido” (1980), estrenada dos años después, Jaime de Armiñán volvió a situarse entre los finalistas al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa. Una obra incómoda, deudora de la “Lolita” de Vladimir Nabokov, que nos presentaba a una cría de 13 años, interpretada por Ana Torrent, que seduce a un viudo encarnado por Héctor Alterio que gracias a ella se libera del recuerdo de su mujer. "El nido" no solamente está considerada la cumbre en la filmografía del cineasta sino que se ganó a pulso la consideración de una de las mejores películas de la historia de nuestro cine.

Jaime de Armiñán se vio afectado por el relevo que tuvo el cine español durante la década de los 80 pero siguió gozando de la notoriedad. Con “Stico” (1985), que le proporcionó el Oso de Plata al actor Fernando Fernán Gómez en el Festival de Berlín como ese catedrático de Derecho Romano que se postula como esclavo, y  con “La hora bruja” (1985), que llevó a Concha Velasco y a Fernán Gómez a los premios interpretativos del Festival de Valladolid.

Pero, indudablemente, el mayor éxito que gozó el director fue gracias a la televisión con la miniserie “Juncal” (1989), que supuso el último gran bombazo de TVE antes de la llegada de las televisiones privadas. La historia de un antiguo matador de toros, encarnado por un Paco Rabal que pocas veces estuvo mejor, que en el tramo final de su vida trata de enmendar los errores del pasado.

Una serie deja en pañales a cualquier producción de una plataforma porque fue una conjunción de talento, tanto delante como detrás de las cámaras nos encontrábamos con lo mejor de cada casa, medios, fue una serie que costó 400 millones de pesetas de la época, y tiempo para que saliera algo extraordinario. Adaptando las memorias de su propia abuela repetiría con Paco Rabal en la televisiva "Una gloria nacional" (1993).

Escribió “El día que nací yo” (1991), dirigida por Pedro Olea y confeccionada para el lucimiento de Isabel Pantoja como actriz, tras el éxito cosechado por “Yo soy esa” (1990), y sus últimas películas, “Al otro lado del túnel” (1994), “El palomo cojo” (1995), consiguiendo nominación al Goya en guión adaptado, y “14, Fabian Road” (2008), no tuvieron el eco que el cineasta hubiera merecido.

Desencantado por la evolución de la industria que le hizo definitivamente a un lado, la etapa final de su carrera la desarrolló como escritor, como articulista en los diarios El Mundo y ABC. Es destacable también su carrera como dramaturgo, novelista y ensayista. 

Jaime de Armiñán estuvo casado desde 1956 con la actriz Elena Santonja, presentadora del emblemático “Con las manos en la masa” (1984-1991) de TVE, que falleció en 2016, con quien tuvo tres hijos. El cineasta fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1984 y recibió el Goya de Honor en 2014. 

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Mary Carmen Rodríguez

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